Henry Vargas-Ávila
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La
Virgen María es muy importante en Hispanoamérica, donde se le rinde culto de
diversas maneras. En
1946, Zacarías de Vizcarra propuso a la Virgen del Pilar como Reina y Patrona
de la Hispanidad por los beneficios que ha dado a las naciones hispánicas. La devoción a María se ha
reforzado con eventos como la aparición de la Virgen de Guadalupe en México.
En base a la historia, durante los tres Siglos de vida colonial el
marianismo, o emulación socio psíquico de la mujer en Iberoamérica con respecto
a devoción a la Virgen María. tiene sus inicios en los valores cristianos
traídos a Iberoamérica durante el periodo de colonización, que definía a las
mujeres como figuras protectoras y pilares espirituales de la familia; en una
construcción de los roles en las fortalezas familiares para preservaros en su
integridad dentro de la familia.
Vázquez de
Mella evoca una serie de episodios de nuestro pasado más glorioso, afirmando
que "No hay acto nacional de trascendental importancia en que no aparezca
la imagen de María". El culto y amor a la Virgen María se enlacen con toda
la historia de España y brilla como una honrosa distinción en el espíritu de
sus hijos. En 1892, León XIII enlazó la obra de Colón con la Virgen, recordando
que la Madre del Señor asistió al Almirante en las dos fases del
Descubrimiento: Preparación y travesía.
Clemente
XIII solicitó al Papa la declaración del patronazgo de la Inmaculada Concepción
sobre España, que se proclamó como Patrona de España en 1760. En 1761, Carlos
III firmaba un Decreto-Ley proclamando patrona de todos sus Reinos "a esta
Señora en el misterio de su Inmaculada Concepción". En 1946, Francisco
Gutiérrez Lasanta publicó un libro elogioso sobre la Virgen del Pilar, Reina y
Patrona de la Hispanidad.
Las vírgenes
del Pilar y Guadalupe, son reinas de la Hispanidad. La Virgen del Pilar es
especialmente relacionado con la maternidad originaria de su Fe y sus Iglesias,
especialmente la Virgen Santísima bajo el título del Pilar, que es el hecho de
haber venido a España en carne mortal, misionera de la fe de su Hijo y
consoladora y alentadora del Apóstol Santiago y sus discípulos. La vocación
hispánica de la Basílica del Pilar es inseparable y estuvo ligado tanto al descubrimiento
de América como a su colonización y evangelización. El cardenal Segura coronada
la Patrona de Extremadura como Reina de la Españas el día viernes, 12 de
octubre de 1928. La tradición de las Españas es el haz unitario, el cálido
crisol donde se integran y sintetizan los conjuntos de las tradiciones de cada
uno de los pueblos componentes. La tradición única, variada y multiforme, en
sus expresiones sociales e históricas tenor de la idea de los fueros, es una
solidísima unidad exterior cimentada en la fuerza inquebrantable de la vigencia
de la fe religiosa y la pasión monárquica.
Obra de Víctor
Debray, Nuestra Señora de Los Remedios Patrona y Especial Protectora de La
Ciudad de México, 1865-1877. Litografía, colección Museo Soumaya·Fundación Carlos
Slim A.C. /Cd. de México.
La
Virgen de los Remedios fue la primera
imagen religiosa venerada en la Nueva España,
desde el momento de la Conquista de México-Tenochtitlan.
Por ello sería invocada como “patrona de las lluvias y temporales, defensora de
los españoles, abogada de los indios, y conquistadora de México.
Vida, dulzura y esperanza nuestra.
Para que nos desterrados hijos de Eva.
Para suspiros y gemidos en este valle de lágrimas.
Abogado granizo, su hacia nosotros convente
Jesús y el fruto bendito de tuy después de este
destierro.
Clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Alfa y Omega enviado desde arriba Gloriosa comodidad a
los necesitados,
Gabriel con un total de gerarchia paranimphus, en
armonía;
Ave María.
Clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Deu, Levantaos, pastores O YE, para él, Lo que viste
sobre el Cristo, dice:
enemigos estrellas hablan sobre su visión que son
testigos de la aparición;
Ave María.
Clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.
Fuente de agua de pozo baja la rosa del mundo, el
brillo Sydereus;
Amigdalus Aaron fructífera los que rezan a ser la luz
del glorioso:
Salve Virgen María.
Virgen del Pilar o
Virgen de la Hispanidad
El Dogma de la Maternidad Divina
María, de la cual nació Jesús que se llama Cristo
(San Mateo, I. 19)
Dicho con palabras de, Morales, J. (1899:129), «La bienaventurada Virgen María es Madre de Dios en el sentido propio de esta palabra».
“Forestas
palabras el quinto Concilio ecuménico ha dado una definición exacta y precisa
de la fe perpetua de la Iglesia en la maternidad divina de María, y se ha mantenido
contra las falsas interpretaciones de los herejes la expresión tradicional de
Madre de Dios, Dei genitrix, soroxog del Concilio de Éfeso y del
Concilio de Calcedonia. Según las explicaciones de los Santos Padres, se
expresan dos verdades es fundamentales por esta palabra de Madre dv Dios: la primera es (pie
María ha dado a luz verdaderamente unte, que la Santísima Virgen sea
verdaderamente Madre de Jesucristo”.
TRES RASGOS PARTICULARES DE LA VIRGEN DEL PILAR
1.
Se trata de una venida extraordinaria de
la Virgen durante su vida mortal. A diferencia de las otras apariciones la
Virgen viene cuando todavía vive en Palestina: "Con ninguna nación hizo
cosa semejante", cantará con razón la liturgia del 2 de enero, fiesta de
la Venida de la Virgen.
2.
La Columna o Pilar que la misma Señora
trajo para que, sobre él se construyera la primera capilla que, de hecho, sería
el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.
3.
La vinculación de la tradición pilarista
con la tradición jacobea (del Santuario de Santiago de Compostela). Por ello,
Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido dos ejes
fundamentales, en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad
de la patria española.
Los anales
de la historia del marianismo y el catolicismo en Iberoamérica están arraigados
en el fenómeno del culto católico a la Virgen
María, debido a que la impoluto María, en su advocación de
la fe hispánica, María en todos los cultos, ha sido el modelo de conducta que
tradicionalmente se ha impuesto a los jóvenes, sobre todo a las mujeres;
aunque.
J. (2012).
Al afirmar que, este hecho se remonta a la génesis del marianismo en
Hispanoamérica, en la época colonial,
con el objetivo de buscar en el pasado elementos que permitan comprender mejor
este fenómeno, no con la intención de realizar un seguimiento cronológico o
exhaustivo de su historia, sino de reflexionar y proponer una lectura
distinta, orientada a explicar por qué
la intención cristiana de que los atributos de la figura de María virginidad, fertilidad, maternidad,
abnegación, capacidad curativa, entre otras.
J. (1989).
La importancia de la devoción mariana siempre ha sido clara en la vida
de la Iglesia: “No olviden nuestros
sacerdotes y fieles que, en el Santo Sacrificio de la Misa, en la Comunión
frecuente y diaria, como en la devoción a María Santísima, Madre y Reina del
continente americano, encontrarán el secreto de la fecundidad para la labor
apostólica”.
El argumento de las advocaciones a la
devoción de la Virgen María concentra de manera interesante todo el estudio de
la mariología con la práctica pastoral, porque es una realidad dentro de la
historia de la salvación que no se puede ocultar y testimonia la fe cristiana
de los pueblos del mundo. Respecto a la realidad latinoamericana y venezolana
es evidente la presencia de diversas devociones marianas a lo ancho de la
geografía y relacionadas a diferentes advocaciones de la Virgen María.
La invocación y al mismo tiempo al hecho
de dirigirse hacia un objeto específico que en la práctica histórica, Alson, J.
Sj. (2008), hace su planteamiento, por cuanto, varía de forma, pero en el fondo
es la misma esencia. Esto ocurre con la imagen de la Virgen María, quien es
diferente en cada región pero que es la misma Virgen María, la Madre de
Jesucristo y de la Iglesia, y cuando el fiel se dirige con amor a esa imagen
específica, se está dirigiendo en realidad a la Virgen María que vive en el
reino de Dios.
Con este título
se peregrina en la formación de la identidad de los poblados que fueron
surgiendo u organizándose desde la perspectiva de las concepciones
religiosas-socioculturales, toca analizar esta condición presente en los
pueblos de lengua ibérica, como fenómeno devoto, dentro de la cultura popular,
pretendiendo establecer la relación entre la esperanza a María y la sabiduría
popular de éste hemisferio en tiempo y espacio.
Escalante,
M. (2018). Dada los diversos títulos marianos en el continente hispanoamericano.
Iberoamérica, que debe ser tenido en cuenta a la
hora de hablar de la vivencia que el pueblo de nuestro continente tiene sobre
María. Nos indica cómo una mentalidad androcéntrica se filtra hasta las bases
propias de la relación de la población con el Altísimo y la Virgen.
LA OCUPACIÓN INHERENTE DE
MARÍA
En los siglos precedentes con la difusión
del culto a la Virgen María, especialmente en la Europa continental, además de
Guadalupe (Virgen de la Hispanidad), las distintas advocaciones de la Virgen
extendieron su dominio por toda Nueva España.
Argumenta, De Florencia, F. (2008), donde
desde su posición, lo describe de este modo, en el símbolo Mariano, un
compendio elaborado por este jesuita a fines del siglo XVII, y publicado en el
siguiente siglo, es posible advertir cómo todas las regiones de la Nueva España
vieron aparecer tantas vírgenes "como estrellas en el cielo", (p.
78).
Con precisión, como lo señala, De Lizana,
B. fray (1633), al describirnos que, Nuestra Señora de Izamal y La Laguna, en
Yucatán; la Virgen Conquistadora, en Puebla; la de Ocotlán, en Tlaxcala; la de
la Soledad, en Oaxaca; las de Zapopan y San Juan de los Lagos, en Jalisco; la
de la Salud de Pátzcuaro, en Michoacán; Nuestra Señora del Zape, en Durango; la
de la Bufa, en Zacatecas; la Madre Santísima de la Luz, en León. Al igual que
en España, fueron muchas apariciones para que cada región tuviera su propia
fuerza protectora, pero, en esencia, una sola y unificadora virgen católica.
La evolución del culto mariano por todo el reino
novohispano se acrecentó y convirtió en algo cotidiano debido a un conjunto de
acciones: el rezo diario del rosario, el canto sabatino del "Salve
Regina", la difusión de las virtudes de María por medio de los sermones,
la identificación de la novia con la Virgen en el sacramento del matrimonio, la
realización de la Semana Santa con la memoria del encuentro del hijo con su
dolorosa madre, el ofrecimiento de las flores espirituales en el mes de mayo,
las posadas prenavideñas con el recuerdo de María y José, las procesiones, las
fiestas de cada advocación, así como la construcción de parroquias y capillas
en honor a la Virgen y la presencia de miles de sus imágenes en lugares
públicos y privados.
La bula de Alejandro VI decretaba: “le
damos, concedemos y asignamos a vos rey de Portugal y reyes de Castilla y de
León, a vuestros herederos y sus sucesores; y damos, constituimos y deputamos a
vos, a dichos vuestros herederos y sucesores de ellas, con libre, llano, y
absoluto poder, autoridad y jurisdicción” Y así los extranjeros cristianos
despojaron a sus legítimos propietarios esas tierras ignotas a las que llamaron
equivocadamente como las “indias”.
Según
las Leyes de Indias, los
reinos del imperio español estaban bajo el patrocinio de la virgen María y
todos los años debían celebrarse fiestas en su honor con la asistencia de los
virreyes, las audiencias, los tribunales y los ministros. Siguiendo los
acuerdos tridentinos, el Tercer Concilio Provincial Mexicano (1585) prescribió
diversas prácticas en honor a la Madre de Dios, señaló sus fiestas y estableció
medidas para difundir su culto. En estas fiestas, los templos se adornaron con
joyas; los altares y retablos se ornamentaron profusamente y las procesiones se
acompañaron con cantos vivos y comparsas de músicos y danzantes. Toda esta
exuberancia intentó encauzar a los fieles al entusiasmo mariano.
La difusión de los atributos de María como
dadora de vida, pureza, riqueza, fertilidad y salvación de almas había
constituido en España una de las estrategias más sobresalientes para combatir
al paganismo y detener las incredulidades. En Mesoamérica, funcionó para
prohibir los sacrificios cruentos, sustituir los cultos prehispánicos,
desmantelar las estructuras indígenas de parentesco y transformar las conductas
instintivos y de reproducción de la población indígena. Cada vez que en Europa
se había querido impulsar el culto mariano, se habían formado corporaciones de
laicos supervisadas por la Iglesia para organizarlo. Estas corporaciones tenían
la capacidad de producir ingresos económicos y difundir un nuevo sentido de la
solidaridad comunitaria. Por ello, al fundar los primeros conventos y
hospitales, los conquistadores y los evangelistas establecieron en ellos las
primeras cofradías cuya función central fue la promoción y conservación del
culto a la Virgen. De esta manera, el espíritu de protección y amor
representado por la Virgen, así como las funciones de unificación y
estabilidad, se prolongaron a las cofradías y las instituciones de beneficencia
pública, las cuales funcionaron como piezas clave para mostrar las virtudes
cristianas al resto de la sociedad.
Velásquez, M.
(2009). La devoción mariana fue un factor decisivo en la integración de la
estirpe novohispana. A ello contribuyeron las leyes y las costumbres hispanas
reclamadas por la monarquía a los funcionarios virreinales e implantadas por el
clero. Entonces, no sólo se atacó la poligamia que en el caso de los grandes
señores mexicas había sido el fundamento del sistema de parentesco, a través
del cual establecían su dominio político, sino otros "virulentos
modelos" como la bigamia practicada por los inmigrantes europeos casados
que llegaban a Nueva España sin sus legítimas esposas.
Pastor, M.
(2010. Con el catolicismo la presencia de valores marianos
se extremó: la mujer siguió siendo ese subproducto de la especie humana que
cumple un papel subalterno frente al varón, pero ocupa un lugar central en la
cohesión y salvación de la comunidad. Con la intención de conectar algo del
pasado y el presente de México y de referir brevemente algunos resultados de lo
expuesto en este texto, se puede subrayar cómo el conflicto entre los sexos,
propio de la ambivalencia mariana, se ha alargado en el tiempo y, se podría
sostener, pertenece a una estructura de "larga duración".
En los prolegómenos de la Independencia,
la virgen de Guadalupe fue el símbolo de la integración de la familia, la
unidad y la solidaridad de los mexicanos, de la patria elegida por Dios; en
suma, el centro de la cultura nacional. Alemán y Escalada, I. (1849. Hidalgo
tomara su imagen como la bandera de los mexicanos. Más adelante, las reformas
emprendidas por los liberales mexicanos en 1833, iniciaron un lento proceso de
secularización en México, el cual tuvo su punto de mayor ebullición en las
reformas del gobierno de Juárez.
CONVINCIÓN MARIANA
EN IBEROAMERÍCA
La tradición católica de Iberoamérica se aprecia en la profunda devoción de este pueblo a la Virgen María y por la abundancia de santuarios de Madre de Nuestro Señor que hay en el continente. Vargas Ugarte, R. (1945). La historia por países de las principales imágenes de María. Por ello mostramos las distintas advocaciones con las que en cada uno de estos países se ha adoptado el patronazgo de Nuestra Señora: la Guadalupe en México, Caridad del Cobre en Cuba, Chiquinquirá en Colombia, Coromoto en Venezuela, Aparecida Brasil, Copacabana Bolivia, Caacupé Paraguay, Maipú Chile, Luján Argentina, entre otras. El segundo libro presenta los cultos e imágenes marianas de México y Centroamérica; el tercero el de Las Antillas, Colombia y Venezuela. El cuarto, los de Ecuador y Perú; y el quinto, los demás países de Sudamérica.
ENUMERAMOS LAS VÍRGENES MÁS REVERENCIADAS POR PAÍSES:
NORTEAMÉRICA:
País-
Localidad |
Virgen |
Devoción |
Imagen |
Fiesta |
México, Ciudad
de México (D.F.)
Puebla, de
Zaragoza
Jalisco,
Guadalajara
Oaxaca, de
Juárez |
Virgen de la Guadalupe
Virgen del Rosario
Vírgenes de San Juan de los Lagos y Zapopan Virgen de la Soledad |
Desde 1531
|
Imagen en
Tepeyac |
12 de diciembre
|
CENTROAMERICA
País
- Localidad |
Virgen |
Devoción |
Imagen |
Fiesta |
Nicaragua,
Chinandega |
Virgen de El
Viejo |
1562 |
Chinandega |
8 de diciembre |
Costa Rica, Catárgo |
Virgen de los
Ángeles Virgen de La Paz |
1635 |
Cartago |
2 de agosto |
Honduras, Suyapa |
Virgen de Suyapa |
1747 |
Suyapa |
3 de febrero |
El Salvador, San Miguel |
Nuestra Señora
de la Paz |
1833 |
San Miguel |
21 de noviembre |
Guatemala, |
Nuestra Señora
del Rosario |
1592 |
|
7 de octubre |
ANTILLAS
País |
Virgen |
Devoción |
Imagen |
Fiesta |
República
Dominicana |
Nuestra Señora de las Mercedes |
1495 |
Santo Domingo |
24 de septiembre |
Cuba |
Virgen de la Caridad del Cobre |
1628 |
Santiago
de Prado |
8 de septiembre |
Puerto Rico |
Nuestra Señora de la Divina Providencia
Virgen de Altagracia
Virgen de Monserrat |
siglo XIX |
San Juan
Santo Domingo |
19 de noviembre |
AMÈRICA DEL SUR
País |
Virgen |
Devoción |
Imagen |
Fiesta |
Venezuela Ganare, Estado Portuguesa
San Rosa, Estado Lara
Quíbor,
Estado Lara
Aregue,
municipio Torres, Estado Lara
Margarita,
Porlamar, Estado Nueva Esparta
Maracaibo,
Estado Zulia
|
Virgen de la Coromoto
Virgen de la Divina Pastora
Virgen
de Altagracia
Nuestra
Señora Virgen del Rosario de la Chiquinquirá
Virgen
del Valle
Virgen
de la Chiquinquirá |
1651
1736
1882
1615
1542
1749
|
Guanare,
estado Portuguesa
Iglesia San Rosa de Lima, Santa Rosa,
municipio Iribarren, estado Lara
Retablo de la Ermita de Nuestra Señora de Altagracia Iglesia
de Aregue El Valle del Espíritu Santo
(Margarita)
Basílica
de la Chinita, Maracaibo
|
8 de septiembre
14 de
enero
21 de enero
4 de
octubre
8 de septiembre
18 de
noviembre
|
Colombia, Boyacá
Santa Fe de Bogotá |
Virgen de la
Chiquinquirá
Virgen de la
Peña |
1586
|
Boyacá |
9 de julio |
Brasil Sao Paulo
Bahía
Recife |
Virgen Aparecida
Virgen d´Ayuda
Virgen del Carmen
|
1716 |
Sao Paulo |
12 de octubre |
Ecuador
Pichincha
Quito
Baños
Loja |
Virgen de Nuestra Señora
de Presentación
Virgen del Quinche
Virgen del Guápulo
Dolorosa del Colegio
Virgen del Rosario Virgen del Cisne |
1585 |
|
21 de noviembre |
Bolivia La Paz
Sucre |
Virgen de Copacabana
Virgen de Guadalupe |
1583 |
|
5 de agosto
|
Uruguay |
Virgen de Lourdes Virgen de los Treinta y
Tres |
Finales del
siglo XVIII |
Villa Vieja |
Segundo domingo
de noviembre |
Argentina Buenos Aires
Salta |
Virgen de Luján
Virgen del Milagro |
1630 |
|
8 de mayo |
Chile Piura
Coquimbo |
Virgen de Pita
Virgen del Carmen de Maipú
Virgen de Andacollo |
1817 |
|
16 de julio |
Perú Lima
Piura
La Libertad
Apurímac Cusco Arequipa
Puno
|
Nuestra Señora de la Evangelización
Virgen del Rosario
Virgen de las Mercedes
Virgen de Paita
Virgen de la Puerta de
Otusco y Guadalupe de Pascamayo
Virgen de la Cocharcas Virgen Mamacha Belén Virgen de Chapí
Virgen de la Candelaria |
1540 |
Lima |
14 de Mayo |
Paraguay
Asunción |
La Virgen de Caacupé o Virgen de
los Milagros de Caacupé Virgen
Ama de las Casas La Virgen de Itakuá o Virgen de Los Pobres La Virgen de Luján o Nuestra Señora de Luján |
1765 |
imagen de madera Virgen de Caacupé que data del año 1600 |
8 de Diciembre |
Devociones marinas por países y ciudades respectivamente. Cuadro elaborado por: Henry Vargas Ávila
LA VISIÓN MARIANA EN VENEZUELA
Antes
de 1498 a esta tierra la alumbraba la tempestad o la caliginosa luz
enceguecedora del verano, que era también aire de polvo o de ceniza. La
alumbraban los relámpagos tras de los cuales se henchían las aguas de una
fecundidad fragorosa. O la alumbraban las flores de guanabana, que eran otra
forma en que la tierra exhibe su sabia roja y fértil.
Ella llega
también a las almas, a las colectividades y a las tierras por medio de su
Santidad en la creación y formación de los pueblos sobre todos si estos
pueblos, son cristianos, interviene la Virgen María para preparar digna
herencia de Jesucristo su omnipotente hijo. La madre de Dios de la Rábida,
poniendo la aventurada expedición bajo su patrocinio “Santa María”, la venida de la Santísima Virgen del Pilar de
Zaragoza. Ponía y dejaba imágenes de Nuestra Señora en todos los pueblos por
donde pasaba. Mucho se debe a los Leones de Castilla a María Santísima por
haberlos hecho Señores de la principal parte del mundo que avizoró Colón.
La presencia de la Virgen María y la devoción hacia ella muestran cómo
el fruto de la gracia del cobijamiento espiritual, es la confianza total en
Dios, a través de María. En Venezuela, así como en otros países del mundo, la
Virgen María ha querido manifestar sus glorias como educadoras de hombres y
mujeres nuevo, despertando el anhelo de una continua y creciente transformación
interior. Quiere, sobre todo, implorarnos la fuerza transformadora del Espíritu
Santo, sin cuya poderosa acción nuestros esfuerzos resultarían estériles.
Como lo hace notar, Andrade,
C. (2016), en su descripción, por cuanto, su doctrina entre sus almas son
instrumentos en las manos todopoderosas de Dios para todos los que habitamos en
esta nación, la Virgen María, la Madre de Dios, es donde se encuentra gracias
muy particulares y abundantes. La posición de la iglesia católica es que María
era humana y por lo tanto no debe ser adorada mediante culto divino (latría), pero es especial ente los demás santos, y por lo tanto, merecedora de una especial veneración (dulía).
Pérez, R. (2016. Fue Coro sede
del primer Obispado de Venezuela, creado el día domingo, 21 de junio de 1531. Y
posteriormente fue traslado a Caracas en 1637. Sin embargo, el traslado
canónico de la sede episcopal de Coro a Caracas, no ocurrió hasta el día
sábado, 20 de marzo de 1638. El primero obispo fue Rodrigo de Bastidas y
Rodríguez de Romera, entre los años de 1531-1541. Y por tanto también primer
obispo de la Arquidiócesis de Coro. se erige bajo el amparo de Santa Ana, el
Tocuyo, primer establecimiento en el interior de Venezuela, se establece el día
de la Concepción Inmaculada de la Madre de Dios, el día sábado, 8 de diciembre
de 1545. Pedro Álvarez, por orden de Juan de Villegas, crea el primer puerto
venezolano, bajo el propio auxilio de Nuestra Señora de la Concepción de
Borburata. La Nueva Segovia de Barquisimeto se inaugura bajo el manto protector
de la Virgen del Carmelo, el día miércoles, 16 de julio de 1552. También la Divina
Pastora en el estado Lara, advocación promulgada por los frailes Capuchinos en
1673 y cuya celebración implica la peregrinación con mayor cantidad de personas
en toda Venezuela.
Trujillo, se funda el día
miércoles, 9 de octubre de 1557; en 1570 poniéndose bajo la advocación de
Nuestra Señora de la Paz, esta ciudad llegó a ser una de las más ricas de la
provincia y su opulencia atrajo la codicia de los piratas de ultramar. Valencia
y Puerto Cabello en el estado Carabobo, la Virgen Santísima del Perpetuo
Socorro. (jueves, 19 de
mayo de 1616)
Camacho, J. (1962). Las más antiguas de sus imágenes
célebres son las del Valle de Margarita (jueves, 8 de septiembre 1530), y de la
Consolación de Táriba (8 de septiembre de 1560), ambas ascienden a los
comienzos de la Colonia. Surgen después los cultos a Nuestra Señora de
Copacabana (lunes, 21 de noviembre de 1583), a quien Caracas honra con
religioso fervor e invoca confiada cuando la sequía amenaza sus siembras;
igualmente Nuestra Señora de la Soledad (martes, 17 de marzo 1654), quien fue
coronada canónicamente, y es venerada desde hace siglos en la Iglesia de San
Francisco en Caracas.
La Virgen de la Caridad, en
San Sebastián; de Belén en San Mateo; de la Corteza, en Acarigua (lunes, 11 de
febrero 1757); del Real, en Barinas (viernes, 2 de febrero de 1680); de
Chiquinquirá, en Aregue (domingo, 4 de octubre de 1615) y en Maracaibo (martes,
18 de noviembre 1749); de Altagracia, en Quíbor (sábado, 21 de enero 1882); de
la Divina pastora, en Caracas (siglo XVIII) y en Santa Rosa (sábado, 14 enero
1736), cerca de Barquisimeto. Por donde quiera es María la Madre bajo diversos
nombres y formas. Capitán Diego de Losada, fundador de Caracas, profesaba
devoción a Nuestra Señora de Caraballeda, Nirgua logra su desarrollo y el
triunfo a en las rudas luchas con los indios vecinos hostiles, gracias al culto
que rinde a Nuestra Señora del Prado de Talavera y de la Victoria (estado
Yaracuy, el día domingo, 8 de septiembre de 1602.
Nectario, M. (1930). Con La
aparición de la Virgen de Coromoto (miércoles, 11 de septiembre de 1591), única
habida en Venezuela e históricamente comprobada, en esta misma época adquiere
fama y nombraría las imágenes y santuarios. Guanare la ciudad que se
inmortaliza la Virgen Santísima, con su célebre aparición el domingo, día 8 de septiembre
de 1652. María baja personalmente de la
gloria hacia la tribu de los Coromotos en los bosques situados en la falda de
la cordillera, entre Guanare y el Tocuyo. A su voz, los indios salen de la
selva, se convierten a la fe y un Capuchino funda con ellos, en San José, la
primera misión de indios, primicias de esa larga y copiosa cosecha evangélica
que los apóstoles de la fe recogieron en Venezuela. Los comienzos y extensión
del culto a la Virgen en Venezuela se confunden con los comienzos de la
historia y se propaga con su desarrollo y extensión. El culto a la Santísima
Virgen en todo, el territorio venezolano a través de los tiempos coloniales.
En 1699, Nicolás Eugenio
Ponte y Hoyo otorga el despacho para fundar el pueblo de Aparición de Coromoto,
para honrar la célebre y única aparición de la Virgen Santísima en Venezuela. don
Diego de Baños y Sotomayor, en su gestión se aprobó y se promulgó el día lunes,
20 de julio de 1699 para que se
construya la iglesia en el propio sitio de la Aparición de Nuestra Señora de
Coromoto; a partir de allí se inicia apariciones de la Virgen María en la que
supuestamente se conduele del estado de degradación en que viven sumidas muchas
tribus de Venezuela esas misiones, que son el mayor y más eficaz esfuerzo
emprendido por la iglesia Católica Apostólica Romana a los aborígenes
americanos. España supo establecerlas, conservarlas y favorecer su desarrollo
en Venezuela y en gran parte de América.
Reding, S.
(2009) precisa la situación de la conquista en el encuentro con el otro, en su
extraordinaria obra “El buen salvaje
y el caníbal”, encuentro donde se pondera la no alteridad: ―Recordar el
desarrollo del proceso de propagación y defensa de la fe cristiana, conduce a
considerar el año de 1492 como símbolo del razonamiento que prevalece en toda
relación con los demás: […] se niega como cualidad elemental el nuevo ser
humano.
Es el año
en que el almirante Colón llega a América, mismo año de la reconquista de
España contra los moros y expulsión de los judíos, aquel que no pertenecía a la
fe cristiana no era reconocido sino como lo mismo; este choque de culturas
comienza pues, con el pensamiento etnocentrista por parte de los
conquistadores, a partir de esto, se puede decir que se revela la no alteridad.
Dussel, E. (1994.),
considera que, el hecho del descubrimiento hace que se geste la modernidad:
La
Modernidad se originó en las ciudades europeas medievales, libres, centros de
enorme creatividad. Pero ―nació cuando Europa pudo confrontarse con ―el Otro y
controlarlo, vencerlo, violentarlo; cuando pudo definirse como un
―egodescubridor, conquistador, colonizador de la alteridad constitutiva de la
misma Modernidad, (p. 9).
La modernidad surge con una forma etnocéntrica de parte de los conquistadores, pues estos, necesariamente necesitaban confirmarse a sí mismos mediante un proceso dialéctico, en donde el Otro es negado. América Latina fue la primera periferia de la Europa Moderna; citamos, Dussel, E. (ob. Cit.),
[…], sufrimos globalmente desde nuestro origen
un proceso constitutivo de ―modernización (aunque no se usaba en aquel tiempo
esta palabra) que después se aplicará a África y Asia. […] Este proceso no es
anecdótico o simplemente histórico; es, además, el proceso originario de la
constitución de la subjetividad moderna, (p. 13).
La modernidad se gesta a partir de América Latina, (como también la Reforma, la imprenta, la conquista de territorios en Asia y África y el capitalismo en su etapa inicial, los hitos fundadores de la modernidad) comenzó en 1492 en el choque de Dos Mundos, esta modernidad trae consigo la subjetividad moderna que será fundamental en la constitución del originario latinoamericano.
Lo que
sugiere Dussel es precisamente un mito, el llamado invención de la modernidad,
en donde a América Latina no se le considera como Otro, sino que todo es
juzgado bajo parámetros occidentales, lo que se le domina eurocentrismo. Europa
entonces se confirma como el centro mediante el desarrollismo es del siglo XX
sin ver que América es la Otra cara de la modernidad, más adelante se irá
aclarando en qué consiste este mito, sin embargo, podemos llamarlo como la
superioridad cultural de Europa sobre las demás, siendo esta más desarrollada
en todos los sentidos, una falacia desarrollista.
Lo propio
lo había apuntado ya, Zea, L. (1988), cuando menciona que los europeos entran
en contacto con las culturas originarias de América Latina: ―Era la presencia
de esos otros entes la que había puesto en crisis su propia humanidad;
humanidad sobre la que no se había hecho antes cuestión.
Sin
embargo, Dussel, E. (ob. Cit.), afirma que, ante esta crisis el occidental se
confirma, no se iguala ante otra perspectiva que no sea la suya, ante esta
crisis confirma su humanidad como única, y una vez más se muestra el mito de la
modernidad: ―La experiencia no sólo del ―descubrimiento, sino especialmente de
la ―conquista será esencial en la constitución del ―ego moderno, pero no sólo
como subjetividad, sino como subjetividad ―centro y ―fin de la historia.
Reding, B.
(ob. Cit.). El encuentro de culturas es lo que permitirá a Occidente
redefinirse como la única idea de hombre, el comienzo de la modernidad, por
tanto, implica la negación de las culturas originarias de América Latina y el
resto del mundo periférico. La siguiente cita revela lo que, según algunos
filósofos latinoamericanos ven como el arraigo del problema, es decir, una
dominación al ser; dominación material y espiritual:
En efecto, la exaltación universal del
evangelio y la necesidad de dinero están continuamente presentes en la
mentalidad del Almirante. Incluso podemos afirmar que estas dos necesidades,
una espiritual y otro material, constituyen los rasgos más reveladores del
comportamiento y la personalidad de Cristóbal Colón. Toda expansión espiritual
requiere, para un cabal triunfo, de una conquista materia, (p. 37).
El hecho de
llevar el evangelio a otra cultura conlleva directamente a la justificación de
la conquista material, misma situación que acontecía en las cruzadas que se
llevaban a cabo en Europa. Para el Reino de Occidente, a través de Dios, se
justificaba la exploración y apropiación de los recursos de lo que pasa a ser
la Nueva España.
La
conquista material se concretó cuando los occidentales organizaron colonias en
la región de Latinoamérica, situación que incorporará a América Latina a otra
forma de vida, al respecto, Dussel, E. (ob. Cit.), a una nueva estructuración:
Hispanoamérica
floreció como la originaria colonia de la Europa moderna sin alegorías, por
cuanto históricamente fue la primera ―periferia antes que el África y el Asia.
La colonización de la vida cotidiana del indio, […] del dominio de los cuerpos
por la falocracia sexual, de la cultura, de tipos de trabajos, de instituciones
creadas por una nueva burocracia política, entre otros, dominación del Otro.
[…]Es el comienzo de la domesticación, estructuración, colonización del ―modo
como aquellas gentes vivían y reproducían su vida humana. Sobre el efecto de
aquella colonización del mundo de la vida se construirá la a Iberoamérica
posterior: una raza mestiza, una cultura sincrética, híbrida, un Estado
colonial, una economía capitalista (primero mercantilista y después industrial)
dependiente y periférica desde su inicio, (p.47).
No es negable que la conquista fue un
hecho violento, la negación del Otro es un atentado contra la cultura, según
algunos testimonios de cartas que recopiló De las Casa, B. (1989: 163), Colón
durante su segundo viaje obsequiaba a una mujer nativa a su amigo Michele da
Cuneo, quien describe a un amigo los problemas que tuvo al tratar con la mujer:
Mientras
estaba en la barca, hice cautiva a una hermosísima mujer Caribe, que el susodicho
Almirante me regaló, y después que la hube llevado a mi camarote, y estando
ella desnuda según es su costumbre, sentí deseos de holgar con ella. Quise
cumplir mi deseo, pero ella no lo consintió y me dio tal trato con sus uñas que
hubiera preferido no haber empezado nunca. Pero al ver esto (y para contártelo
todo hasta el final), tomé una cuerda y le di de azotes, de los cuales echó
grandes gritos, tales que no hubieran podido creer tus oídos. Finalmente
llegamos a estar tan de acuerdo que puedo decirte que parecía haber sido criada
en una escuela de putas.
Posterior a
la fundación de las nuevas ciudades en Venezuela, vísperas a la festividad de
Nuestra Señora de los Ángeles, la Tierra Firme de lo que hoy es nuestro país,
tal vez más que otras, participó de amorosa protección de la virgen Reina del
Universo. Venezuela, la primera nación del
continente que da comienzo a esta nueva
toponimia es el cruce de las dos fes, al recibir las primicias de la Sangre
Redentora de Cristo. Con el español, en la
bodega del barco que desamarró el Cádiz o Huelva, junto a las municiones, las
armas, el odre de vino y el queso, habían embarcado otra lengua y otra
religión.
Teniendo un
panorama de la intencionalidad en traer a estas tierras algunas devociones del
cristianismo que se enclavaron en Venezuela e Hispanoamérica en la época de
colonia están relacionadas con las comunidades religiosas y acontecimientos
cristianos en especial.
Los padres
franciscanos, capuchinos, jesuitas y dominicos introdujeron la veneración a la
Virgen María; para apoyar la labor de evangelización en el “nuevo continente”,
los primeros misioneros percibieron en la figura de la Virgen María el modelo
de vida y de fe de la Iglesia católica idóneo para catequizar de manera
fructífera. La Madre de Dios era el
ejemplo de humildad, oración, paciencia, fe, pero también el de una madre
cercana, sencilla, humana. Fue la Virgen del Pilar, patrona de España (Castilla
La Mancha, que llegó a este continente, como expresión de la fe católica de
este lado del mundo.
De esto dan cuenta tanto las crónicas que
recogen los testimonios de los predicadores, como las diversas manifestaciones
de religiosidad popular (pinturas, tallas y demás expresiones artísticas). Así,
la Virgen María se muestra presente desde los mismos comienzos de la cultura
venezolana, constituyéndose en fuerte inspiración para la cristianización como
ocurrió en el resto de Hispanoamérica.
Esta consideración a la Madre de Dios ha
venido evolucionando y manteniéndose hasta nuestros días con características
particulares y emblemáticas en las distintas regiones. Teniendo en cuenta a,
González, E. (2012), quien afirma que, la huella de María, por ejemplo, se
evidencia en la fundación de ciudades
puestas a su tutela bajo diversas advocaciones (Coro, sede del Primer Obispado
de Venezuela, la ciudad que hoy glorifica a la Virgen Santísima; y se instituyó
el día de Santa Ana, Madre de la Virgen Santísima; la Inmaculada Concepción, en El Tocuyo, ahora
estado Lara; Nuestra Señora de la Paz, en Trujillo, estado Trujillo; Nuestra
Señora de las Nieves, en Ciudad Bolívar,
estado Bolívar; Nuestra Señora de la Caridad, en San Sebastián de los Reyes,
estado Aragua, o la Virgen del Carmen, en Barquisimeto, estado Lara).
Vargas Ugarte, R. SJ. (ob. Cit.), Describe
a este encuentro entre los dos “mundos,” América y Europa, realizado por Colón
y su tripulación el día miércoles, 12 de octubre de 1492, día de la fiesta de
Nuestra Señora del Pilar. La marcha arrancada desde España se hizo bajo el
auxilio de María y una de sus naves llevaba el nombre de “Santa María.” Así se
pone de manifiesto el fervor mariano como parte específica de la historia de la
colonización. En Venezuela se subraya entre los iniciales y términos que se
favorecieron de la confianza a la devoción de la Virgen María. El Nuncio
Apostólico de Pio XI en la apertura del Segundo Congreso Mariano Nacional de
Coro, el 8 de diciembre de 1928 proporcionan esta transmisión a esta realidad:
Y fue igualmente el día consagrado a la Virgen del
Pilar cuando los argonautas cristianos descubrieron la tierra deseada. El
nombre de la Estrella del Mar constituyó, por lo tanto, como un lazo suavísimo
que debía vincular el Nuevo Mundo con la venerada Madre Patria: ¡María! ¡María!
Lanzado por España, ese grito divino fue recogido a través del Océano por
Venezuela, que así de ella heredó, cual legado preciosísimo, una ternura
singular hacia la Reina Inmaculada. Lo comprueban los hechos con su vencedora e
irrefragable elocuencia. “Ave María Purísima. Sin pecado concebida.” ¿No son
éstas las palabras inefablemente suaves con que en los hogares cristianos se
Venezuela se saludan todavía padres e hijos? (…) ¿Cuál es la ciudad de
Venezuela donde no levanta al cielo sus flechas algún santuario mariano?
La
imagen de la Virgen María, en la advocación de Nuestra Señora de Coromoto, la cual
describe algunas de las razones en Venezuela donde es de honda certidumbre de
espiritualidad, donde la colectividad de la población se muestra creyente.
A juicio
de, Barnola, P. (1949), quien nos describe, entre las múltiples expresiones de
fe popular, el culto a la Virgen María se considera la vértebra fundamental de
la convicción multitudinaria, y hasta se la puede llamar, pudiéndose decir que
somos un país mariano”. Prueba de ello
son las numerosas advocaciones que, el historiador Nectario, M. (ob. Cit.), o sea relación histórica compendiada de las
imágenes más célebres de la Santísima Virgen en Venezuela, que es
fuente para esta investigación. En la misma nombra a distintas personalidades
que colaboraron en la época de la colonia en la difusión de la devoción a María
hasta el comienzo del año 1900 afirmando que,
Venezuela es la primera nación del Continente
Americano que recibió las primicias de la Sangre Redentora de Cristo; debía de
ser también la primera en profesar especial dilección a la augusta Madre del
Salvador y en recibir de ella los cariñosos testimonios de su indeficiente
amor, (p.31).
A partir de
los inicios de la existencia de la Iglesia venezolana la figura de María se
hizo observar a través de variadas maneras. Las diversas advocaciones
repartidas a través de los misioneros que llegaron desde España y de otros
países del continente se fueron propagando entre las ciudades y los campos.
En las
nuevas congregaciones que iban surgiendo los santuarios se dedicaban a la Madre
de Dios. Igualmente, la figura de María contribuyó en la lucha por la
emancipación de la nación. En varias oportunidades su invocación ayudó a ganar
las batallas lográndose la liberación buscada por el pueblo creyente. Cuando la
sociedad se fue organizando, se hicieron públicas las peregrinaciones con las
imágenes de la Virgen.
Silveira,
M. (2013). La religión formó parte de la vida de las nuevas ciudades que fueron
surgiendo, influenciadas por un catolicismo de origen español, que se fue
hilvanando con la fe de los nativos que la admitieron a través del Dogma. Ésta
devoción popular a María, fue difundida a través de los sacerdotes misioneros,
de los conquistadores y de mujeres españolas con aciertos y con errores. Más
allá de las acciones que en muchas oportunidades no fueron ni muy “humanas ni
muy cristianas,” es un hecho, que la fe y la devoción a María que existe hoy en
este país, es fruto de una siembra desde la colonia y de una respuesta de fe
del pueblo nativo y extranjero, (p. 198).
Nectario,
M. (Ob. Cit.), no presenta el documento “Celebración de los misterios de la
fe,” del Concilio Plenario de Venezuela, describe esta realidad diciendo:
El pueblo venezolano manifiesta un
profundo amor y devoción a la Santísima Virgen María, reflejados en el gran
número de advocaciones marianas que se veneran en el país y en los numerosos
templos elevados en su honor. Es notable la solemnidad con que se celebran las
festividades principales de la Virgen. Este amor a la Virgen impregna, de modo
particular, los tiempos de Adviento y Navidad, lo mismo que la Semana Santa y
los meses de mayo y octubre. De igual manera, los santos y beatos son venerados
por el pueblo, el cual celebra con alegría sus festividades, sobre todo las
patronales, y asocia a ellas muchas costumbres y tradiciones, (p.72).
Benedict,
Anderson, (1993). Tras los inicios de poblamientos en los asentamientos
hispánicos en Venezuela y donde se fundaron tres localidades de concentración
cultural de habla hidalga y cristiana, El Tocuyo, Barquisimeto y Carora,
tenemos elaborado una disertación etnográfico e histórico semejante de tres
fervores marinas localizadas en tres poblados aborígenes: Virgen de Altagracia
de Quíbor, Virgen de la Chiquinquirá de Aregue, y la Virgen de la Divina
Pastora en Santa Rosa- Barquisimeto. Ellas tres le han transmitido al Estado
Lara un sentido de comunidad imaginada alrededor del arquetipo femenino
bienhechor.
El que se
opte por considerar las advocaciones antes señaladas no impide reconocer la
presencia de muchas otras el país que por razones de limitación del trabajo se
deja abierta la posibilidad de abordarlas en futuras investigaciones.
A continuación,
a la luz de la historia, se presentarán los relatos de cada una de las
advocaciones en estudio, siguiendo el primer momento del procedimiento
hispanoamericano para conocer el origen de las mismas en el pasado y luego
analizarlo en el segundo momento del método, desde la religión.
Referirnos
al imaginario de las mentalidades religiosas en el semiárido larense ha tenido
un enorme significado histórico, social y cultural para el país desde tiempos
muy remotos. Tiene unos principios
morales determinados, un paralelismo de una universalidad.
Cortés, R.
(2019). “En esta rica realidad cultural hemos adelantado una categoría de
comprensión: <el genio de los pueblos del pueblo del semiárido larense>
para con ella comprender tan singular muestra creativa de la cultura popular
religioso, folklórico, gastronómico, artesanal, musical, literario”. (p. 136)
DEVOCIÓN A
LA VIRGEN MARÍA EN EL ESTADO LARA
La Virgen María en sus distintas tutelas, muy característica en cada
rincón de nuestro país en sus diferentes representaciones. Los venezolanos
somos un pueblo creyente cuya religiosidad se expresa especialmente en la fe y
la exaltación que sentimos hacia la madre de Dios.
Nuestra extensa región del estado Lara nos lleva a mostrar a través de tres municipios donde rompen con este distinguido espacio promovido por la
trascendental expresión y fervor mariano en la geografía del centroccidente venezolano.
Destaca, Cortés, L. (2019). “Estas
advocaciones se dieron en el siguiente orden cronológico: La virgen de
Altagracia en la localidad de Quíbor desde 1606, la virgen del Rosario de la
Chiquinquirá de Aregue en 1621, y finalmente la Divina Pastora en el poblado de
Santa Rosa en 1740.
Lo primero que hemos de destacar que estas
tres devociones se manifiestan en tres poblados indígenas aledaños a las
ciudades de blancos ya mencionadas: los indígenas Ajaguas en Quíbor, parroquia
de Juan Bautista
Rodríguez, municipio Jiménez, los
Ajaguas en Aregue, Parroquia Chiquinquirá, municipio Torres y los
Gayones de Santa Rosa, parroquia San Rosa, municipio Iribarren”.
Esta práctica religiosa se sitúa
por encima de este escenario con la representación del apostolado de este trío
de religiosidades por la Santa Madre de Dios en este territorio. Cortes Riera,
(ob. Cit.), nos refiere que, “Son tres poblaciones que han nacido al calor de
la colonización hispana y que han sido atendidas por la orden religiosa de los
franciscanos.
De modo pues que la virgen fue
un elemento clave para lograr la pacificación de estas etnias que se resistían a
vivir bajo la férula de los cristianos”, la marcada participación del papel de
la Iglesia y el Estado donde no estuvieron
exentos de tensiones y rivalidades, cuando persiguieron fines opuestos, los
conquistadores «descargaron conciencia», convencidos de que la crueldad de la
guerra estaba justificada, precisamente, para lograr la implantación de la fe.
Esta
consideración a la Madre de Dios ha venido aumentando y conservándose hasta
nuestros días con características particulares y emblemáticas en las distintas
regiones. Se
evidencia en la fundación de ciudades puestas a su tutela bajo diversas
advocaciones (como la Virgen de la Divina Pastora, en la parroquia Santa Rosa,
del municipio Iribarren, patrona del estado Lara; la Virgen de Altagracia, en
el municipio Jiménez; patrona de los quiboreños; y la Virgen del Rosario de la
Chiquinquirá de Aregue, en el municipio Torres, los habitantes del municipio Torres, donde su capital es Carora ciudad
levítica de Venezuela).
Cortes Riera, L. (ob. Cit.),
afirma que, “estas tres advocaciones una de ellas es claramente indígena, como
se desprende de su sonoro nombre aborigen: la Chiquinquirá, de Aregue, que es
una virgen que procede del vecino Reino de Nueva Granada, Colombia. Es en
consecuencia una virgen americana. La virgen de Altagracia, cuya advocación
procede de la isla de Santo Domingo, es la madre protectora y espiritual del
pueblo dominicano, en tanto que la Divina Pastora tiene su origen en Sevilla,
España.
De este modo entramos en cuenta
que una devoción viene de la España del siglo XVIII: la Divina Pastora, otra
del Nuevo Mundo americano, de Borinquén, lugar donde en 1502 se instala la
devoción altragraciana, y la tercera, la Chiquinquirá, procedente del Reino de
Nueva Granada. En 1586 un lienzo deteriorado de la virgen comienza
milagrosamente a renovarse. En la actualidad es la Chiquinquirá Patrona de
Colombia”
IMPORTANCIA
SOCIOLÓGICA DEL TEMA MARIOLÓGICO EN ESTADO LARA
Traeremos el enfoque del imaginario
religioso para demostrar la importancia del tema mariano para la dinámica
cultural y religiosa en la entidad larense, especialmente en Quíbor, Jiménez,
San Rosa-Barquisimeto, Iribarren y Aregue-Carora en Torres, con el fin de que
pueda servir de al abordar un tema como la Virgen de María.
Al
respecto, el historiador Cortés Riera, (ob. Cit.), nos esboza, sobre la
devoción a la Virgen de Altagracia, que, “Un hondo sentido popular tiene esta devoción en la ciudad
agrícola y artesanal de Quíbor, cercana a Barquisimeto, pues su presencia se
manifiesta en la música, la artesanía y la literatura, mitos
políticos, cuentos y leyendas, así como en la construcción de
vínculos sociales y afectivos desde hace 400 años, pues fue en 1605 cuando fue
traído el sagrado lienzo de la virgen de Altagracia a esta localidad.
Ella es la identidad cultural
del municipio Jiménez, la Madre Protectora del pueblo de Quíbor. Bajo su amparo
se han creado institutos educativos, casas comerciales, cofradías, clubes y
asociaciones, líneas de transporte, grupos folklóricos.
Esa intensa devoción
altagraciana se expresa en una multitudinaria procesión en donde se realizan
matrimonios, bautizos, confirmaciones colectivas, una serenata a la virgen, una
singular “misa de las camareras”, con la presencia masiva del pueblo y de las
autoridades eclesiásticas y civiles”
Para demostrar la importancia del tema de
la Virgen María en la dinámica social larense, fiestas que se realizan
contemporáneamente en estas localidades y algunos detalles de las mismas,
especialmente en lo que concierne a las fiestas dedicadas a la Virgen,
traeremos a colación a la Virgen de Altagracia.
VIRGEN
NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA
Citamos a
Nectario, M. fray, (ob. Cit.), al describirnos que, los orígenes sobre la
fundación de Nuestra Señora de la Concepción de El Tocuyo, Quíbor nos detallan
en sus anales de los colonizadores españoles para 1545 fue
comprendido en los terrenos de su jurisdicción cuando, López Montalvo de
Lugo, siguiendo las órdenes del gobernador Jorge Spira se adentra en
la llanura que hoy forma el estado de Lara. López Montalvo llegó a una tierra
que sus habitantes denominaban Quíboc, o como lo describen algunos cronistas como Quibure,
en castellano “cosecha”. No obstante, dicha comarca fue habitada por gayones,
no coexistió allí en el todo el siglo XVI ningún pueblo de doctrina de
naturaleza, (p. 95).
La presencia icónica de
Nuestra Señora de Altagracia de Quíbor, evoca su exclamación por sus aldeanos
que la convocan con el calificativo de La Caimana. Haciendo un análisis de su
imagen plasmada sobre su colgadura, de regular anchura, acotamos su significado
a través de las artes visuales, destacando el aporte realizado por, Panofsky,
E. (1987), al describir, en su detalla creación de tan sorprendente obra que
representa a la Santísima Virgen, en pie sosteniendo una vela encendida, está
acompañada de san José, que aparece absorto en profunda contemplación. Tiene
este lienzo, hoy de forma ovalada, poco más o menos de un metro de alto. Una pequeña
inscripción disimulada en la parte inferior del cuadro, que nos hace saber que
fue pintada por el artista de apellido Tovar, según consta en una inscripción
del cuadro (según Alfredo Armas Alfonzo, quien cita al Dr. Cecilio Sarmiento),
(p.45).
Al respecto, nos detalla el historiador Cortés, L. (ob. Cit.), sobre las
tres principales advocaciones marianas en la entidad larense, “Estamos en
presencia de tres devociones que son producto de otras tres corrientes
históricas. La primera cronológicamente hablando viene del lugar de la
conquista y colonización temprana del Nuevo Mundo, la isla de Santo Domingo.
Allí se instala el idioma castellano y el catolicismo a principios del siglo
XVI, antes del Concilio de Trento y cuando el Almirante Cristóbal Colón aún
vivía.
Es en este sentido una devoción que se inicia con lo que hemos dado en
llamar “tiempo barroco.”
Dicho con palabras de,
Nectario, M. Hno. (ob. Cit.), “Como desde sus orígenes del actual pueblo de
Quíbor, por el año 1633, siendo gobernador de la provincia Don Ruiz Fernández
de Fuenmayor varias familias indígenas fueron agrupadas en un punto situado a unas
cuatro leguas de la ermita”, (p. 101).
Aun en la actualidad sus
devotos con un profundo sentido multitudinario de religiosidad en esta
localidad agrícola y artesanal de Quíbor, contigua a la capital de la entidad
larense, su representación se exterioriza en esa mezcla de todos los elementos
folklóricos y religiosos, desde hace ya más de cuatro siglos consecutivos. Debido
a que, cada tercer viernes de enero esa penetrante fe de recogimiento hacia la
Virgen de Altagracia se expresa en una multitudinaria procesión en donde se
realizan matrimonios, bautizos, confirmaciones colectivas, una serenata a la
virgen, una singular “misa de las camareras”, con la presencia masiva del
pueblo y de las autoridades eclesiásticas y civiles.
LA VIRGEN DEL
SANTISIMO ROSARIO DE LA CHIQUINQUIRÁ DE AREGUE, ESTADO LARA
Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá de Aregue, estado Lara. Venezuela
Los orígenes de Aregue y la célebre
pintura de Nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá de Aregue, (1710).
Exhibe a la Virgen María desde una tentativa extraordinaria de la Iglesia
católica medieval de feminizar el catolicismo. Paz, O. (1985). Es lo que
manifiesta a través del enfoque central y alabado a la Madre Santísima en el
bosquejo de su pintura. Ella se halla de pie y sobre una media Luna, lo que se
debe deducir, en consecuencia, se puntualiza que es tan claro, la Reina de los
Cielos. Su extendido rosario es el signo de uno de los temas remozados de la
pastoral seguida al Concilio de Trento, por cuanto favoreció marcadamente por
su situación de acto oral a propagar la fe entre la población iletrada, (p.
43).
- La feligresía
que converge todos los años por más de cuatro siglos, en la fe marina a Nuestra
Señora de la Virgen del Rosario de la Chiquinquirá de Aregue,
Nectario, M. hno. (ob. Cit.), “La imagen de la Santísima Virgen, que durante muchos años había sido objeto de la veneración de los indios en la encomienda de Villegas, fue llevada procesionalmente a la pequeña iglesia de Dividive, en el pueblo de Aregue viejo, quien hallaba situado de hoy en el sector El Zanjón”, (p. 307).
, La participación de
los niños, es uno de los actos centrales en la misa de Los Indios en Aregue,
año 1960
Sus hijos le rinden una merecida reverencia al presentarla como cada año en procesión por su pueblo de Aregue
Cortés, L, (ob. Cit.) cómo,
“Su rostro es ovalado y su color acusadamente moreno le hacen aparecer, sin duda, como
una mujer aborigen americana, alejada del modelo griego o caucásico de
mujer. Es una devoción binacional colombo- venezolana, pues durante la Colonia
se extendió a los actuales estados Táchira, Barinas, Zulia, Lara y la capital,
Caracas.
Como se habrá conseguido notar, esta es visión establecida en una
totalidad, el de la convicción, pero esta colectividad tiene, sin embargo, sus
particularidades y que hacen de La Chinca de Aregue una versión autóctona del
culto mariano que se observa de distintas maneras. Su imagen se enfoca con la
intencionalidad de que sea observada como una virgen india, bastante morena y
de rostro redondo, muy lejos del modelo greco-latino imperante. Era la figura
ideal para lograr la conversión de los indígenas de las etnias de la región
como lo fueron los Jirajara, Ayamán y Ajagua quienes ocupaban esta región del
presente estado Lara.
Imagen derecha: La Plaza Bolívar, de la población de Aregue, alusión a la Festividad de La Virgen de la Chiquinquirá, en la celebración de la Misa de los Choferes.
En el margen izquierdo: Bajo el majestuoso portal de los vestigios de la Capilla de La Pastora destruida por la inundación de Carora en año 1916. Se impone la imagen de la Virgen de la Chiquinquirá en su visita a la levítica comarca caroreña en el mes de setiembre de 2020.
Nuestra
Santa Madre de la Divina Pastora de Santa Rosa de Lima. Crédito: CID del Diario
EL IMPULSO | 1/13/2020
Citando a, Nectario, M. (ob.
Cit.), nos refiere que, el pueblo de Santa Rosa, en Estado Lara, el primero
puesto bajo la protección de la gloriosa virgen peruana, Santa Rosa de Lima,
que tras su fundación en año 1673 por el Misionero Capuchino Fray Agustín de Villafañe,
con unas tantas almas de aborígenes gayones, desterrados desde sus localidades
de origen en las zonas montañosas, para que conformaran este paraje en el
actual municipio Iribarren, (p. 376).
Una de las religiosidades más crecidamente distintivas de exaltación
mariana en el país es, sin duda la Divina Pastora. Si bien es la patrona del
estado Lara es la Virgen del Carmen, lugareños y foráneos se sienten
fuertemente identificados con esa advocación mariana, por lo que el número de feligreses
congregados cada 14 de enero en torno a sus fiestas, donde se ha reduplicado
cuantiosamente en los últimos años. Se produce una monumental romería que convoca a millones de almas fervorosos que
inician en las primeras horas del alba desde Santa Rosa, un pequeño pueblo del
municipio Iribarren, cercano a Barquisimeto, donde ese extenso rio humano
recorre más de siete kilómetros de recorrido hasta llegar en horas de la tarde
hasta la catedral metropolitana Nuestra Señora del Carmen, en la capital crepuscular.
Presbítero
José Macario Yépez Tovar, 1799/1856
Como lo hace notar el investigador Cortés, R. (ob. Cit.). Describe esta
multitudinaria concentración de la fe mariana en el país, como, “Cada 14 de enero se produce esta sorprendente procesión que es una de las
más multitudinarias de América Latina. Tiene su inicio a mediados del siglo XIX
cuando una terrible peste de cólera azota la ciudad de Barquisimeto. Un
sacerdote, José Macario Yépez Tovar (1799/1856), pide a la Divina Pastora
ser la última víctima de ese horroroso mal”.
En efecto, tras su muerte comienza a amainar la epidemia. Este acto milagroso dio pábulo para que desde el año 1856 se comience a realizar esta masiva manifestación de fe. El significado de este multitudinario evento es verdaderamente prodigioso, pues lo larenses se reúnen y entran en cuenta de su proporción numérica y emocional. Es un pueblo que se forma una idea de sí mismo, que se mira a sí mismo en un solo acto de visión. Sabe y tiene consciencia de que es en efecto una gigantesca comunidad imaginada. Ninguna otra parte de Venezuela tiene tan extraordinario privilegio.
En este sentido la devoción a la Divina Pastora ha contribuido a darle un ethos y un carácter distintivo al estado Lara, una entidad federal que no es andina, ni llanera, ni central, ni zuliana. Lara y el semiárido tienen una personalidad distintiva y especifica identificable en su tipo humano de bien logrado y acabado mestizaje, su fonética particular, su inmensa sensibilidad musical, su folklore del tamunangue, conforma una provincia gastronómica, y por supuesto se siente amparado por el manto protector de su pastorcita.
Rebaños de sus hijos le llevan como cada 14 de enero por trayecto desde Santa Rosa hasta la Catedral de Nuestra Señora del Carmen. Crédito: CID del Diario EL IMPULSO | 1/13/2020-
VIRGEN
DEL SANTISIMO ROSARIO DE LA CHIQUINQUIRÁ,
PATRONA DE COLOMBIA
Grabado de la Virgen de la Chiquinquirá de Colombia, S/I.
Oración
a Nuestra Señora del Santísimo Rosario de la Chiquinquirá
Ruega por nosotros ahora. Concédenos el
don inestimable de la paz, la superación de todos los odios, rencores y la
reconciliación de todos los hermanos. Que cese la violencia, que progrese y se
consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica.
Que se abran nuevos caminos de justicia y
de prosperidad. Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz. Sé
para nosotros puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos
podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Amén.
ESPAÑA,
COLOMBIA Y VENEZUELA, ENCLAVADAS EN EL FERVOR A NUESTRA SEÑORA DE LA VIRGEN DEL
SANTISIMO ROSARIO
El fervor
popular o también dicho misticismo folklórico, está presente en el culto
litúrgico y en los sacramentales de la Iglesia donde se fusionan la fe
cristiana, los valores humanos, la cultura antropología e historia de los
pueblos, además del sentido espiritual personal de cada creyente.
Casanova Ruíz,
J. (2003), La tradición desde umbral folklórico, un panorama desde abajo o, en
términos más inherente, la historia de la gente común, solo pudo iniciar el
desarrollo de su política – argumento propio de la historia tradicional – y los
motivos de los historiógrafos generaron a conmutar como resultado de las
grandes revueltas de última etapa del siglo XVIII. (p. 125).
Castaño Rueda,
J. (2005), El significado del nombre Chiquinquirá (Xequenquirá), voz del grupo
lingüístico chibcha, que significa pueblo sacerdotal, lugar pantanoso cubierto
de niebla (p. 13). Es bueno recordar
brevemente que a Dios se le rinde culto de latría o adoración, a la Virgen se
le rinde culto de hiperdulía o veneración, a San José de protodulía y a los
santos de dulía. Para el historiador y folklorólogo, Ocampo López, Javier
(1998), en la obra: Las Fiestas Religiosas y Romerías Populares, bajo la
edición de González Pérez Marcos, la describe como, Esquemáticamente los
elementos del culto a María se pueden definir de: Veneración porque se reconoce
la excelencia de la madre de Dios, amor amar a Cristo es amar a María y amar a
María es amar la Iglesia de Cristo, invocación se invoca como intercesora,
imitación de las virtudes, (p. 40).
Conferencia
Episcopal Latino Americana (1955), La importancia de la devoción mariana
siempre ha sido clara en la vida de la Iglesia: “No
olviden nuestros sacerdotes y fieles que, en el Santo Sacrificio de la Misa, en
la Comunión frecuente y diaria, como en la devoción a María Santísima, Madre y
Reina del continente americano, encontrarán el secreto de la fecundidad para la
labor apostólica”.
Por esto el tema
de las advocaciones marianas concentra de manera interesante todo el estudio de
la mariología con la práctica pastoral, porque es una realidad dentro de la
historia de la salvación que no se puede ocultar y testimonia la fe cristiana
de los pueblos del mundo. Al respecto, El Concilio Plenario de Venezuela,
describe a través del Documento Nº 16, que, La realidad latinoamericana y
venezolana es evidente la presencia de diversas devociones marianas a lo ancho
y largo de la geografía y relacionadas a diferentes advocaciones de la Virgen
María.
Giménez González, A. (2017),
esboza que, la Virgen María entre católicos es el símbolo sagrado
con el que más cercanas y satisfactorias relaciones establecen los creyentes.
María, según la teología católica, ha sido adornada entre otras con las
virtudes de la pureza, virginidad, maternidad divina, mediación entre Dios y
los hombres y la corredención, (p 4). La
cercanía de la Virgen para la mayoría de las sociedades católicas adquiere
especial intensidad en Andalucía donde como consecuencia de circunstancias
históricas y confluencias culturales ha alcanzado altas cotas de presencia. La
figura de María está ampliamente representada en la onomástica femenina, está
presente en la toponimia rural y urbana, campea en rótulos y emblemas de
instituciones. Así mismo, ocupa los espacios privilegiados de iglesias,
capillas y ermitas, cuando no es ella misma el origen de ellas.
CARACTERISTICAS DE IDENTIDAD EN ESPAÑA NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DEL ROSARIO
Cuadro de nuestra Señora del Rosario de la Chiquinquirá debelado fue concedido por empresario boyacense, Jesús Guerrero en la Basílica Hispanoamericana Nuestra Señora de la Merced, en Madrid, España el 9 de julio de 2019
La Virgen de
Chiquinquirá, (Boyacá, Colombia), la misma a la que se delegó al Libertador en
su cruzada protectora, será la naciente Virgen hispanoamericana a la que se le
rendirá culto posteriormente en Cádiz y Madrid- España. En los anales precedentes la Virgen de Chiquinquirá
era muy conocida y venerada en el alto y bajo Perú, Ecuador, Venezuela,
Filipinas, Guatemala y en las localidades españolas de Cádiz y Sevilla.
En el transcurso de la diversificación nominativa e iconográfica del personaje real y sagrado de María, han intervenido en Andalucía diversos factores institucionales y circunstanciales, la mayoría de origen local y otros de influencia eclesiástica. Las diversas advocaciones marianas se han creado a través de un largo proceso nunca acabado por el que determinadas formas de representar y concebir a María han surgido y prosperado y a la vez, otras han disminuido e incluso desaparecido.
El peculiar sistema de avocaciones marianas
permite teológicamente representar distintos momentos de su vida, destacar
determinadas cualidades o adscribirla a un determinado lugar, sin romper con
ello su unidad. En tal sentido, para el historiador, Vizuete Mendoza, J.
(2000). Ello resuelve dos aspectos que han sido centrales en la historia del
cristianismo, la de conciliar la tendencia centrífuga, representada por la
religiosidad local-nacional, y la centrípeta, propias del centralismo
romano-vaticano y ha permitido conjugar la singularidad de los pueblos, las
diversas advocaciones Marianas de Gloria en Andalucía […], (p. 59)
Como
consecuencia de ello y en un proceso de acercamiento e identificación con
personas y grupos ha sido nombrada de mil maneras, desde la más antigua y
sencilla denominación de María o Santa María hasta las innumerables advocaciones.
Éstas refieren a pasajes de su vida y estados emocionales que se le adjudican,
virtudes que se le atribuyen, comparaciones con elementos de la naturaleza o
del firmamento y desde luego, con topónimos donde se supone apareció, fue
encontrada o recibe culto.
En la tesis de la tradición de la
festividad a la Virgen hay que tener presente el entorno festivo en que se
desarrolla en acontecimiento. La importancia y el interés de la fiesta de la
cultura tradicional se explican por la necesidad que el pueblo tiene de
sentirse comunidad y reforzar sus señas de identidad, su colectividad
personalidad. En este punto juega un esencial papel la figura del santo patrono
que aparece fuerte y estrechamente asociada en la cultura tradicional y
reforzar sus señales de identidad, su colectiva de su fiesta.
Para
el historiador, Cortés Riera, Luis (ob. cit.), describe su apreciación desde el
análisis de aporte presentado por Eric Fromm, en su obra: La Libertad
en tiempos de la Reforma. El miedo a la libertad,
“Carente de una trayectoria fusionada de
ese entorno, la sociedad se perdería y la anarquía presidiría. Nunca debemos
borrar de la memoria que el sujeto, tal y como lo conocemos, es una creación
del Occidente cristiano medieval europeo, tal como lo ha establecido Erich
Fromm en sus trabajos” (p 293).
La posición
del antropólogo, León Tolosana, C. (1983), En la topografía religiosa cada
pueblo es una circunscripción espiritual presidida por un santo patrono o
advocación tutelar que conecta a los vecinos con la divinidad […] su patrocinio
su alteridad, aura sagrada, atemporalidad y humanizada incorporación a los
sucesos locales, le han convertido por siglos en el exponente y simbolizador par exponente
de la identidad comunitaria, (p.60).
Estos
ciclos festivos en su mayor parte de las fiestas patronales tienen lugar en el
verano, más exactamente en San Juan y la Virgen del Rosario. En este periodo
(24 de junio al 7 de octubre). La ausencia de las fiestas patronales es
relevante durante los meses de noviembre, diciembre casi todo febrero, marzo,
abril.
Para el
historiador, Velasco, H. (ob. Cit.), esboza que, hay otro aspecto significativo.
Pese a la impresión de coincidencias de fiestas, estudios pormenorizados
muestran que en las diversas áreas comarcales y sub-comarcales (puede emplearse
el concepto “mundo rural”) los pueblos que forman el contorno de proximidad
tienden a no celebrar sus respectivas fiestas patronales el mismo día, (p.
37).
Para el historiador, Álvarez Santaló, C.
(1989). Afirma que, hay que anunciar entonces el principio de no-conciencia.
Álvarez ha notado esto para los días de romerías en Asturias. La concentración
de la fiesta en un determinado periodo y el principio de no-conciencia
determinan un escalonamiento, (p. 213).
Es así, en las tierras de Alcalá en la provincia de Madrid, nos refiere, Álvarez C. (ob. Cit.:225), describe a continuación la distribución de las fiestas religiosas:
Alcalá: 24 de
Agosto |
San Bartolomé |
Valdilecha: 8 de
septiembre |
Virgen de la
Oliva |
Loeches: 12 de
septiembre |
Virgen de la
Soledad |
Valverde: 12 de
septiembre |
Nuestra Señora
de los Ángeles |
Campo Real: 14
de septiembre |
El Cristo de la
Salud |
Corpa: 14 de
septiembre |
El Cristo de la
Piedad |
Alcalá: 16 de
septiembre |
Virgen del Val |
Villar: 17 de
septiembre |
Virgen de los
Dolores |
Pozuelo: 4to.
Domingo de septiembre |
Virgen de la
Cabeza |
Torres (Carora,
Venezuela): 7 de Octubre |
Virgen del
Rosario
|
Distribución de las Celebraciones Religiosas en España
En resumen,
visualizamos que si el cierre del ciclo cereal, entre otros, pudiera ser
explicativo de la concentración de fiestas al final del verano, la red
interconexiones e interdependencias y la clara voluntad de identidad social
parece ser responsable de la no estricta conciencia temporal.
FIESTA DE NUESTRA
SEÑORA DEL ROSARIO DE LA CHIQUINQUIRÁ, BOYACÁ, COLOMBIA
Lienzo de la Virgen de Rosario de la Chiquinquirá de Colombia, que está ubicada en su nicho en Boyacá.
Oración de San Juan Pablo II a la Virgen de Chiquinquirá
Oh Virgen, bella flor de nuestra tierra,
envuelta en luz del patrio pabellón,
eres tú nuestra gloria y fortaleza,
madre nuestra y de Dios.
En burda tela avivas tu figura con resplandor de lumbre celestial,
dando a tus hijos la graciosa prenda de la vida inmortal.
Orna tus sienes singular corona de gemas que ofreciera la nación,
símbolo fiel del entrañable afecto y del filial amor.
A Ti te cantan armoniosas voces y te aclaman por Reina nacional
y el pueblo entero jubiloso ofrenda el don de su piedad.
Furiosas olas a la pobre nave contra escollos pretenden azotar;
tu cetro extiende y bondadosa calma las olas de la mar.
Brote la tierra perfumadas flores que rindan culto a tu sagrado altar;
prodiga siempre a la querida patria los dones de la paz.
A Ti, Jesús, el Rey de las naciones, a quien proclama el corazón por Rey,
y al Padre y Padre y al Espíritu se rinda gloria, honor y poder.
Amén.
La Señora del Rosario de
Chiquinquirá, es la tradición de una costumbre que
arroja como el resultado de una tarea de sus devotos. La investigación parte de
la necesidad de explorar los secretos que guarda la memoria cultural
colombiana. La búsqueda de compilar las indagaciones desde el siglo XVI hasta
la actualidad. Este
patrimonio forma parte de la herencia expresada las castas de aldeanos con sus
extraordinarias crónicas y experiencias hasta situarse entre sus pretensiones.
El orden universal
se suscita en dos hermosísimos tópicos, para el historiador, Paniagua Pérez, Jesús (2013), a través de su obra,
plasmada en la historia e iconografía. En
ella describe el procedimiento mariano chiquinquireño intrínsecamente de la
conducta del pueblo, entre disertación del mestizaje al asociarse la doctrina
ferviente y la cuotidiana en la cimentación de la analogía. Dando como
resultado la argamasa el transcurso de la colisión entre la Virgen María y
Colombia, (p. 46).
Los venezolanos la
veneran bajo la advocación de Nuestra Señora de Chiquinquirá del Zulia o La
Chinita en el mes de noviembre. Los peruanos la festejan el 20 de enero porque
la Virgen boyacense se inscribió en las edades de Perú. Es así como se
cierra una abertura dividida en la raza por las modas foráneas y el terrible
defecto que desprecia lo autóctono.
La fe a la Chiquinquirá, o bien denominada
también como: la Chinita como se le describe comúnmente en Venezuela, se sitúa
en las épocas dominaste. Se suscitó en uno de los poblados de la Nueva Granada,
ubicados en la zona central de Colombia, sobre el valle de Saravita. Sastoque
Poveda, L.F. (Ob. Cit.) en suposición nos describe que, para vislumbrar el
origen de esta advocación en Venezuela, se destacarán los principales hechos de
la génesis sobre el culto de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en
Colombia, (p. 33).
Barrera López, Trinidad (2007), esboza
que, cuando en 1537 la Providencia ambicionó brillar con las exhalaciones de la
fe extendida comarca de los muiscas, que tal vez hacía dos mil años estaban
sentados a la sobra de la adoración, junto con los conquistadores, Gonzalo
Jiménez de Quesada y Suárez Rondín, aparecieron algunos religiosos vestidos de
blanco cendal llevando el Breviario debajo del brazo y un crucifijo levantado
en su diestra, (p. 159).
Para el historiador, Gamboa, J. (2008),
refiera a que, los militares, aguijoneados por la sagrada hambre del oro, desenvainaron sus espadas para
derramar sangre indígena, apoderarse de sus haciendas y minas, y sobre las
ruinas de una civilización agonizante, levantar un pueblo nuevo y regenerado,
(pp. 116). Los hijos de Santo Domingo, representados primeramente por fray
Domingo de las Casas, pariente inmediato del inmortal fray Bartolomé, que
fueron los religiosos que acompañaron a los conquistadores, sin más armas que
el evangelio y la mansedumbre, derribaron los simulacros de los demonios,
ahuyentaron las tinieblas de la idolatría, y de tribus bárbaras formaron
pueblos civilizados y cristianos. Fieles a su misión estos religiosos y
adiestrados por la experiencia de que el modo más eficaz para convertir las
almas ya traerlas al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo era la devoción
del Rosario, procuraron fomentarla entre los soldados, y después entre los
indios, los cuales, iluminados por la gracia, pedían él bautismo y se convertían
a la fe.
Del Rey Fajardo, J. (2010), nos esboza de
que agradecidos los dominicos a estos favores, donde quiera que edificaran una
iglesia o erigían un altar, colocaban la imagen de Nuestra Señora del Rosario.
Por esto nada tiene de extraño que la tal advocación de la Virgen fuese la más
popular y querida en el territorio llamado por los españoles Reino de Nueva
Granada (p. 229).
Entre los primeros conquistadores se distinguió por su amor a la Virgen del
Rosario Antonio de Santana, que a mediados del Siglo XIX vivía en el pueblo de Sutamarchán.
Sastoque Poveda, L. (2001), refiere que, este buen español hizo construir en su
hacienda una capilla que, como toda la casa, era de paja y vara en tierra, con deseo de poner en
ella una imagen de Nuestra Señora del Rosario. Por encargo suyo, el hermano fray
Andrés Jadraque, religioso lego, que con rara habilidad y celo convirtió
innumerables indios, se trasladó a la ciudad de Tunja a buscar quien la
pintara. Encontrase con un artista, llamado Alonso Narváez, y le encomendó la
obra, (p. 28).
Para el historiador, Vargas Ugarte,
R. (ob. cit.) Alonso de Zamora, no había otros lienzos que mantas de algodón,
ni más colores que los que usaban los indios para pintarlos, misturando tierra
de diferentes colores con el zumo de algunas yerbas y flores correspondientes.
Cogió Alonso Narváez una manta de algodón (que son más anchas que largas, según
el modo tosco que tenían los indios en sus tejidos), y pintó en medio una
imagen de Nuestra Señora del Rosario, que lo tiene pendiente de la mano
derecha, y está sobre los pies del Niño, que tiene en el brazo izquierdo con un
pajarito en la mano.» La actitud es de viaje; y por eso lleva el manto un poco
recogido hacia adelante y los ojos bajos, (p. 343).
Zamora, Alonso, P. (1945), por lo ancho de la manta había lugar para otras
imágenes que acompañaran a la de Nuestra Señora, y dispusieron que al lado
derecho se pintar a la imagen de san Antonio de Padua, por ser el santo de
quien costeaba la pintura, y al izquierdo la del glorioso San Andrés, porque el
santo apóstol favoreciese con su protección al hermano que encargó la pintura,
Fr. Andrés Jadraque, (p. 308). Al cabo de poco tiempo volvió el citado Hermano
con la imagen pintada al temple, que complació en alto grado a Antonio de
Santana, y juzgó por feliz pensamiento, que se hubieran añadido las figuras del
Taumaturgo de Padua y del apóstol San Andrés. En señal de su aprobación y gozo,
acomodó el lienzo en un bastidor de madera, y lo colocó en el altar de la
capilla, donde recibió homenaje de los españoles y de los indios recién
convertidos.
Así transitaron los años, hasta que en 1565 reconocieron que el cuadro de
la Virgen de la Chiquinquirá estaba muy desfigurado. Pacheco, Juan Manuel (1971),
borradas las imágenes y perdidos los colores a causa de haber entrado el agua y
el sereno a la capilla, la cual, como hemos dicho, tenía el techo de paja que
se pudre fácilmente con las lluvias. Á penas se notaban algunas señales
confusas de que allí había existido una pintura, y numerosas roturas daban bien
a entender el descuido en que se la había tenido, (p. 405). Según el P. Tobar, en obra de, Sastoque
Poveda, L. O.P. Fray (ob. Cit.), el más exacto y abonado historiador de Nuestra
Señora de Chiquinquirá, las roturas más importantes eran las siguientes: una de
cuatro dedos de ancho y dos de largo en la punta de la manga del brazo derecho;
otra de más de cinco dedos de largo y tres de ancho debajo de la mano
izquierda, donde tiene recogido el manto; había otra del tamaño de un real
cerca de los pies; otra más grande en la rodilla de San Andrés, y otra de
cuatro dedos de largo y poco menos de tres de ancho en el espacio que media
entre la Virgen y San Antonio. Cerca del pie del mismo Santo había una tan
grande como un real, (p. 18).
La
ciudad de Chiquinquirá, hoy se conoce como la Capital Religiosa de Colombia.
Las fiestas en su honor se celebran cada 26 de diciembre y 9 de julio,
conmemorando la renovación y la Coronación Canónica como Reina y patrona de
Colombia.
La Virgen de Chiquinquirá, la misma a la que se delegó al Libertador en su cruzada protectora, será la naciente Virgen hispanoamericana a la que se le rendirá culto en España, En los anales precedentes la Virgen de Chiquinquirá era muy conocida y venerada en el alto y bajo Perú, Ecuador, Venezuela, Filipinas, Guatemala y en las localidades españolas de Cádiz y Sevilla.
FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE LA CHIQUINQUIRÁ DE MARACAIBO, ESTADO ZULIA, VENEZUELA
Mientras que en Colombia la
Virgen de Chiquinquirá se manifestó en un lienzo hecho con algodón indígena, en
Venezuela fue a través de una tablita que esta llegó al pueblo zuliano para
cubrirlo de bendiciones
Es oportuno señalar antes de relatar la historia de la Chinita, que desde 1621 en el pueblo de Aregue distrito Torres y cabecera del municipio de Chiquinquirá, en el estado Lara, Venezuela, goza de mucha fama el santuario de Nuestra Señora de Chiquinquirá, a la que acuden los pueblos vecinos por gracias y favores recibidos.
La hermosa
urbe de Maracaibo, capital del actual estado Zulia, enclavada en el presente
occidente venezolano, se alza como una reina a las orillas del lago de su
nombre, cubierta de risueños hatícos,
se gloría de ser devotísima de la excelsa Madre de Dios. Sus
habitantes le rinden ferviente culto, principalmente bajo los títulos de la
Inmaculada Concepción, del Carmen, de la Merced y de María Auxiliadora. Pero
sobre todo en e1 corazón de los maracaiberos está hondamente impreso el cariño a
Nuestra Señora de Chiquinquirá, que las madres inoculan con la leche a sus
hijos. Y nada tan justificado como esta tierna devoción; pues la imagen, que es
copia de la que se venera bajo el mismo título en Colombia, tiene una historia
amena e interesante, que revela las mercedes de María para Venezuela.
Nectario, María h. (ob. cit.), refiere
sobre estas advocaciones, donde coexiste pertinente señalar antes de referir a
los anales de la Chinita, que
a partir 1621 en el pueblo de Aregue distrito Torres y nacimiento de su
advocación en el municipio de Chiquinquirá, a escasos 10.6 km., de Carora
capital distrito Torres, Venezuela, goza de mucha fama la ermita de Nuestra
Señora de Chiquinquirá, a la que concurren los pueblos vecinos por gracias y
favores recibidos (p. 51).
Asimismo,
se añade que en el estado Zulia, la veneración más remota a Nuestra Señora del
Rosario se sitúa en la localidad de Las Morochas, parroquia Alonso de Ojeda, distrito
Lagunillas y es a Nuestra Señora del Rosario de Paraute. Lazcano González, R. (1993), Se
denomina así porque en 1651 un indígena de la tribu Paraute, encontró en el río
un retablo con la imagen de la Virgen. A través de esta advocación, se entabló
un nexo especial entre la Virgen del Rosario y los indígenas. Su fiesta se
celebra el 28 de octubre, (p. 179). En otras zonas del Estado Zulia como en Santa
Rita, su patrona es Nuestra Señora del Rosario de Aránzazu; en Barranquero y El
Mene- distrito Baralt, se venera a la advocación del Rosario de Fátima. En
Cabimas y La Villa del Rosario de Perijá, la honran como protectora y la fiesta
es el día jueves, 7 de octubre, su imagen arribó a esta localidad en año 1752.
Lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Aránzazu (patrona de Guipúzcoa desde 1918), que se venera en la iglesia parroquial de Santa Rita, estado Zulia. Es una obra anónima del siglo XVIII.
Ortega González, Rutilio (2006), Luego de
las crónicas sobre la génesis de esta fe en Colombia y Venezuela, a
continuación se presenta una síntesis sobre la historia de Nuestra Señora del
Rosario de Chiquinquirá de la ciudad de Maracaibo, estado Zulia, (p.21). López Ortega,
Antonio (1957), He
aquí cómo lo refiere en breve síntesis el brillante literato y doctor en
medicina, ítalo-venezolano/marabino, José Félix Manuel Dagnino Dassori, (Juan
Dagnino), esboza su crónica, que: En una
de las calles más humildes de la ciudad de
Maracaibo, a fines del pasado siglo, en una casa pajiza de unas honradas
mujeres, existía un pequeño cuadro, muy pequeño, que apenas se podría
comprender que representaba en apagados colores y confusos contornos una imagen
de la Virgen. Aquellas almas devotas, quizás sin saber de qué imagen se
trataba, tenían en mucho aprecio su pequeño cuadro, tal vez porque era un
enigma para ellas v para todos los que lo veían— Un día, sin haber tocado nadie
aquel oscuro y confuso retablo, aparece, como por encanto, claro, distinto y
radiante, perfectamente inteligible; de modo que todos pudieron contemplar con
justo asombro que aquella apagada pintura representaba a la Virgen del Rosario,
que se venera en el pueblo de Chiquinquirá. San Andrés y San Antonio están a
los lados de la imagen de la Virgen, cuyos vestidos están con una delicada orla
de oro, que da a la pintura más realce y más viveza. Esta especie de miniatura,
hace recordar un poco, por su colorido y su diseño, las Vírgenes de Rafael; son
bastante correctas y puras las imágenes de los dos Santos que acompañan a la
Virgen, (p. 33).
Parra Fuenmayor, I. (2013) Nuestra Señora de la Chiquinquirá del Zulia:
la Virgen Chinita, Es lo cierto que desde aquel instante convirtiese aquella
pobre choza en un centro de religioso interés para las personas más conspicuas
de la ciudad, ya por su jerarquía eclesiástica, o ya por
su jerarquía civil y social. El pueblo en masa, no hay par qué decirlo, se
dirigió hacia la afortunada habitación, en donde había aparecido una imagen
portentosa de Nuestra Señora, (p. 93).
Ocando
Yamarte, G. (1986), describe que, no se crea que el hecho portentoso fuese
aceptado meramente por el relato de la devoción en el linaje. La Iglesia
contaba entonces con sacerdotes ilustrados y libres de ansiedades que dedicaron
largas vigilias a esclarecerlo con todas las diligencias que el caso exigía. A
esto se les añadió las pesquisas de jóvenes poco firmes en las creencias
religiosas y que tenían sus ribetes de enciclopedistas. Y la Iglesia, asistida
por la luz de lo alto, y con la prudencia que despliega en semejantes
circunstancias para evitar la superstición, que tanto se opone sus enseñanzas y
tanto daño causa a las almas, reconoció que sería temeridad oponerse a mirar en
ese hecho una especie de revelación divina, en que Dios se valía de un medio
tan sencillo para extender en su pueblo el culto de su bendita Madre, (p. 73).
María, N.
(ob. Cit.), El viernes 18 de noviembre de 1709 estaba la mujer de
nuestra historia entretenida en los quehaceres de su oficio ordinario de
molendera de cacao, cuando oyó distintamente los golpes que daba el cuadro en
la pared de la cual colgaba. No prestó cuidado a este suceso y volvió a
entregarse a su acostumbrada labor; pero, he aquí que nuevamente se repiten los
anteriores golpes, sin que por ello abandonara su trabajo y fuese a cerciorarse
de la causa de este fenómeno. Sin embargo, habiéndose este repetido por tercera
vez, se encaminó la señora hacia el cuadro y con gran sorpresa advirtió que se
iluminaba y aparecía en él una perfecta imagen de Nuestra Señora de
Chiquinquirá. No bien hubo observado esto, cuando dando rienda suelta a su
emoción, corrió a la calle y exclamó a grandes voces, […] conjeturamos que es
un portento, (p. 313).
La
autoridad eclesiástica ordenó que el cuadro se depositase interinamente en el
vecino templo de San Juan de Dios, y que en adelante se celebrase su fiesta el
18 de noviembre, fecha de su portentosa renovación. Así se viene verificando
anualmente, gracias al cielo, con pompa que podríamos llamar regia.
Rivas, J.
(1910), Al extremo occidental de la ciudad de Mara, el presbítero Dr. D. José
de Jesús Romero, de grata y santa memoria en la diócesis de Zulia, edificó un
hermoso y capaz santuario donde se halla colocada la preciosa imagen. Allí
acuden en sus aflicciones los hijos de Maracaibo, y en ella encuentran
simbolizada la patria y lo más querido que poseen sobre la tierra, (p. 11). El
Muy Ilustre Sr. Dr. D. Felipe Santiago Jiménez Gómez, Provisor de la diócesis
de Zulia, que fue párroco de dicha iglesia, y cuya amabilidad debemos estas
noticias, fomentó el culto e hizo que inspirados poetas venezolanos dedicaran
bellísimas odas a la Virgen de Chiquinquirá.
Para, el historiador y cronista de
Maracaibo, Kurt Nagel Von Jess. (1969), afirma
que, sin embargo, es reflexivo inmortalizar que la Santuario donde
primero se resguardó la efigie de La Chinita, fue edificada en 1686, por orden
de Juan de las Nieves Andrade y Gallardín de Párraga, un Sargento Mayor de los
forasteros milicianos de la Provincia de Maracaibo, tal vez en honor a santo
patrono de su nombre “San Juan”, (p 136).
Un fervor
El día sábado, 28 de octubre
de 1651, es la fecha del prodigioso fingimiento, aunque un joven nativo de la Ideología
Zaparas-Paraute se hallaba sosegado en su vivienda primitiva, después de
haberle rechazado por tres veces la tablilla de madera con sus pies. La imagen
permaneció en Lagunillas de Agua desde su aparición hasta 1928.
En 1686 el capitán Juan de las
Nieves Andrade construye una ermita de barro y paja en honor a San Juan de
Dios de quien era devoto. Eran los tiempos de
la Colonia. La ermita estaba acompañada de dos cementerios, uno para adultos y
otro para niños. Y así los fieles católicos pasaron poco más de dos décadas
acudiendo a la eucaristía aliviados del calor marabino tan solo por la brisa
que se colaba entre las hendijas de las palmas.
En 1709 ocurre el milagro de la restauración de la
tablita. Una humilde señora encuentra la tablita a orillas del Lago de
Maracaibo y la coloca como tapa de una tinaja, luego escuchó un golpeteo y
unas luces que venían de su casa y al entrar encontró en la tablita la imagen
resplandeciente de la Virgen y el niño junto a San Antonio y San Andrés. La imagen
en la tablita se convirtió en objeto de peregrinación para los devotos, y la
tablita fue trasladada a la ermita de San Juan de Dios, (actual Basílica).
En 1712 el
gobernador de la provincia de Maracaibo Francisco de la Roche Ferrer decreta
la construcción de la iglesia de ladrillo en donde se encontraba la ermita
de San Juan de Dios.
Entre 1714
y 1718 es construida una capilla al lado de la humilde ermita de bahareque,
para dar mayor cuidado a la tablita. A la llegada del
gobernador Guillermo Tomás de Roo, se derribó la capillita y se fabricó una
capilla mayor, colocando de mayordomo a José Gutiérrez Vergara, pero más tarde,
otro gobernador, Pedro González de Acuña, derribó el cañón que había fabricado
el mayordomo y ordenó construir una elegante torre, que fue visitada por el
obispo Mariano Martí, quien la describió ampliamente en su Inventario Pastoral.
En 1812 es oficializado el culto a la
Virgen de la Chiquinquirá, siendo su conmemoración el 18 de noviembre
(procesión) y su (fiesta) aurora el 8 de diciembre.
El día miércoles, 17 de noviembre de 1858
se celebra la primera misa y se queda la denominación de parroquia de Nuestra
Señora de la Chiquinquirá y San Juan de Dios.
En el año 1917,
fecha en que la población marabina estaba en jeque por la peste española, es
elevada a la categoría de basílica menor. Siendo
párroco de la basílica el padre Antonio María Soto y Obispo de Maracaibo,
Arturo Celestino Álvarez, se solicita a la Santa sede los honores de canónica
coronación para la Virgen de Chiquinquirá, lo que se concede con fecha 16 de
Julio.
En 1920 monseñor
Arturo Celestino Álvarez, segundo obispo de Maracaibo, obtiene del papa Benedicto
XV el decreto de elevación del templo a basílica menor.
En 1921 se crea la corporación zuliana para la coronación de
Nuestra Señora de Chiquinquirá, la que inicia la remodelación de la iglesia
hasta su forma y dimensiones actuales, los trabajos terminan en 1941
Es en el año de 1932 durante el gobierno
de Vicencio Pérez Soto, (procónsul de Gómez en el Zulia entre 1926/1935),
se concluye la actual Basílica, con proyectos a cargo de los visionarios: ingeniero Pedro
José Rojas y del belga, León Achiel Jerome
Höet Dejaeghere, (agrimensor, ingeniero y arquitecto. En
Venezuela fue llamado «El constructor
de Maracaibo»).
Bajo la dirección de los profesionales de la ingeniería, Pedro José Rojas y del belga, León Achiel Jerome Höet Dejaeghere, proveyeron la restauración del Templo Chiquinquirá en Maracaibo.
Bustamante Flores Guillermo Antonio (2007), resalta que, El día domingo, 18 de noviembre de 1942, es coronada la Virgen de Chiquinquirá, el maestro de ceremonia fue el padre Olegario Villalobos Reyes, contando con la presencia del Presidente del país para el momento el general Isaías Medina Angarita, (p. 3).
En el año 2004 se inauguró
una plaza monumento a la Chinita frente a la basílica, la obra fue diseñada y
ejecutada por el arquitecto venezolano- iraní, Alí Namazi Borhan (1953/2008), y
fue construida por la gestión del gobernador del Zulia (2000/2008), Manuel
Antonio Rosales Guerrero.
FIESTA DE
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE LA CHIQUINQUIRÁ AREGUE, ESTADO LARA, VENEZUELA
La imagen que se venera en Aregue está pintada al óleo
sobre fardo; mide I metro 135 milímetros
de alto por un metro 57 de ancho, y el marco, 5 centímetros de espesor. En su parte posterior, todo el
lienzo está pegado a un fino cordobán grisáceo, que lo protege. El cordobán
toma su nombre de la ciudad andaluza de Córdoba, donde desde tiempo inmemorial
son famosas estas pieles curtidas de macho cabrío o de cabra.
Celebración Eucarística de Nuestra Señora del Santísimo Rosario de la Chiquinquirá de Aregue, S/i
El fervor
popular o también dicho misticismo folklórico está presente en el culto
litúrgico y en los sacramentales de la Iglesia donde se fusionan fe cristiana,
valores humanos, cultura antropología e historia de los pueblos, además del
sentido espiritual personal de cada creyente. Casanova Ruíz, J. (2003),
La tradición desde umbral folklórico, desde un panorama «desde abajo» o, en
términos más inherente, la historia de la gente común, solo pudo iniciar el
desarrollo de su política – argumento propio de la historia tradicional – y los
motivos de los historiógrafos generaron a conmutar como resultado de las
grandes revueltas de última etapa del siglo XVIII. (p. 125).
Es bueno recordar brevemente que a Dios se le
rinde culto de latría o adoración, a la Virgen se le rinde culto de hiperdulía
o veneración, a San José de Protodulía y a los santos de dulía. Para, Ocampo,
J. (Ob. Cit.), resalta, que, esquemáticamente los elementos del culto a María
se pueden definir de: Veneración porque se reconoce la excelencia de la madre
de Dios, amor amar a Cristo es amar a María y amar a María es amar la Iglesia
de Cristo, invocación se invoca como intercesora, imitación de las virtudes.
La importancia de
la devoción mariana siempre ha sido clara en la vida de la Iglesia. Para ello
citamos en resumen la Ira Conferencia General del Episcopado Latino
Americano C.E.L.AM. (1955), cuando lo plasma al describir que, “No olviden nuestros sacerdotes y fieles que, en el
Santo Sacrificio de la Misa, en la Comunión frecuente y diaria, como en la
devoción a María Santísima, Madre y Reina del continente americano, encontrarán
el secreto de la fecundidad para la labor apostólica”.
Por esto el tema de las advocaciones marianas
concentra de manera interesante todo el estudio de la mariología con la
práctica pastoral, porque es una realidad dentro de la historia de la salvación
que no se puede ocultar y testimonia la fe cristiana de los pueblos del mundo.
En conexión
al contexto hispanoamericano, de manera puntual en referencia a Venezuela es
incuestionable la representación de numerosos misticismos mariana en todo el
ámbito de la geografía y concernida a otras advocaciones de la Virgen María.
GÉNESIS DE COMARCA AREGUEÑA