Fue bautizado el niño Pedro León Torres en la iglesia de San Juan
Bautista de Carora, ciudad que varias décadas más tarde será llamada con
propiedad Ciudad levítica de Venezuela. La partida de nacimiento del futuro
héroe de las batallas de San Félix y Bomboná, dice:
“Hoy día cuatro
de julio de mil setecientos ochenta y ocho, yo, el Br. Judas Tadheo Riera, Cura
de la Santa Iglesia Parroquial de esta ciudad de Carora, dí licencia al
Bachiller Dn. José Félix Espinoza (de Los Monteros), Cura del pueblo de los
Arenales; y usando de élla bautizó solemnemente, puso Santo Óleo y chrisma y dió
bendiciones según el Ritual Romano a un niño que nació el día 25 de junio, al
puso por nombre Pedro León de la Trinidad, hijo legítimo de Dn. Francisco de la
Torre y Da. Francisca Arrieche. Fueron padrinos Dn. Juan Andrés Antonio Oropeza
y Da. Josefa Ignacia de Arrieche por poder que para ello le dio Da. Rosa Muñoz
de Ortega, vecinos de la ciudad de Caracas, a quienes advertí parentesco
espiritual y su obligación de que certifico. (Pbro.) Br. Judas Tadheo Riera”.
p.38
El historiador García-Chuecos,
H. (1940) nos dice:
“Habiendo tenido a la vista una la copia certificada de la partida de
bautismo. Corre inserta en la Sección
de Ilustres Próceres. Archivo Nacional, Expediente de Pedro León Torres, Tomo
XCII, folio 315. En la referida partida no hace constar que Torres, naciera en
Arenales. p.23, y que: el 25 de junio de
1778 fue día de júbilo para el hogar Torre Arrieche. Por tercera vez el cielo
bendecía aquella unión y nacía un niño, el que muy luego, el 4 de julio del
mismo año, era llevado a la pila bautismal y se le daba por nombre Pedro León
de la Trinidad. Le impulso el sacramento el bachiller José Félix Espinosa de
los Monteros, cura del pueblo de Arenales, en uso de licencia que le había
concedido el bachiller Judas Tadeo Riera, Cura Teniente de la Iglesia
Parroquial. Fueron los padrinos, de acuerdo con las prácticas de la Iglesia, don
Andrés Antonio de Oropeza, y doña Josefina Ignacia Arrieche, en representación
está de doña Rosa Muñoz y Ortiega, vecina de la ciudad de Caracas y esposa del
criado doctor Juan Agustín de la Torre”. p.23
Por la
rama Arrieche nuestro biografiado lleva en sus venas, sangre de Vizcaya, dado que madre era nieta de don
Pedro Regalado de Arrieche, vizcaíno, el primero de esta familia que se
estableció en la ciudad de Carora, en donde contrajo matrimonio el 19 de marzo
de 1688, con doña Juana Riera.
Desde muy
joven Pedro León se siente atraído, quizás por tradición de su familia, por
Juan el Bautista, y cuando practicaba los llamados toros coleados, un peligroso
y viril deporte, se invocaba al santo patrono para su protección y amparo. Lo
mismo cabe decir en los múltiples encuentros armados que protagonizó en
Venezuela y en Colombia, desde 1811 hasta 1822, donde mostró una valentía y
coraje pocas veces visto.
García-
Chueco (op.cit.) nos resalta que:
Carecemos de documentos que nos
informen de que cómo se desenvolvieron los primeros años de la vida de Torres.
El material histórico del que disponemos referentes a los últimos años de la
Colonia, escasean en datos acerca de la existencia de escuelas primarias en
lugares apartados de los centros políticos y comerciales, y consecuentemente
ignoramos los nombre de aquellos humildes civilizadores a cuyo cargo estuviera
la obra meritísima de difundir elementos
conocimientos de literatura y ciencia, en la mayoría de nuestros pueblos del
interior. p.25
Oropeza. (Ob. cit.) Dice que en 1888, en tiempos del llamado “guzmancismo” en la Iglesia Matriz de San Juan, leyó un emocionado panegírico, el Pbro. Dr. Maximiliano Hurtado, quien “hizo presente que por las tradiciones de la Iglesia se sabía que la antigua y rica capa de la imagen de san Juan Bautista, era un presente que el General de División Pedro León Torres había hecho a ese santo de su veneración: y que, por la feliz coincidencia de las fiestas del Santo y del Héroe, exponía en el templo la histórica reliquia a la pública contemplación”. p.45 En entrevista, Emma Oropeza de Herrera nos refiere que: Se sabe que esta capa de terciopelo, hoy lamentablemente desaparecida, era de color carmesí con sobreguardas de oro. Este fervor religioso acompañó al héroe de la Batalla de Bomboná en la Campaña del Sur, liderada por el Libertador Simón Bolívar. Es de seguro que, al recibir mortales heridas en este encuentro armado del día domingo, 7 de abril de 1822, haya encomendado su alma a Juan el Bautista para morir meses después en un hospital de campaña de los realistas, el día jueves, 22 de agosto de ese mismo año.
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