Los osarios fueron desplazados a los
alrededores. En siglo XVII, de acuerdo con el espíritu de las Constituciones
Sinodales, los cementerios estaban al lado de las iglesias parroquiales.
Algunos muertos se enterraban en el interior de los templos o se exhumaban en
los cementerios y luego se colocaban en las iglesias parroquiales, filiales o
capillas. Aparte ello coexistía
cementerios en los conventos de los frailes. Pero fueron clausurados estos
claustros en el país el día viernes, 27 marzo de 1874, algunos cementerios
religiosos cerraron. Pese a los atrasos en salubridad, con respecto a España.
Donde a través de las Ordenanzas de Carlos III, el día martes, 27 de marzo de
1787, no se permitió más sepulturas de cadáveres en las iglesias, y ordenaron a la
construcción de cementerio extramuros, debido a los fuertes malos olores que
predominaban en los templos eran insufribles, y numerosos concurrentes caían
desmayados, especialmente en la época de verano. Esa disposición originó mucho
relego en aquel tiempo.
Cortés Riera, describe que, en Venezuela, sin embargo, hubo que dar tiempo al tiempo, en teoría, hasta los años de 1817, en gobierno del general Pablo Morillo y Morillo (1775/1837), impartiera los dictamines precisos de la cimentación de un camposanto extramuros en Calabozo, actual estado Guárico.
Esa
disposición no fue acatada, por cuanto se tomó en la edificaron una gran
residencia por parte la jerarquía eclesiástica.
Luego Simón Bolívar, en 1828, prohibió esta práctica funeraria en las
iglesias, conventos, necrópolis anexas, por cogniciones de sanidad pública.
En Carora esta costumbre estaba muy arraigada entre los patricios, por
lo que el Decreto del Ilustre Americano causó estupor entre este grupo social
minoritario. No entendieron que era una medida sanitaria. Los patricios, sin
embargo, siguieron tapiando a sus deudos en la iglesia de San Juan Bautista de
Carora hasta muy entrado el siglo XIX. Muchas de las placas mortuorias que allí
se hallaban fueron eliminadas, lamentablemente, en 1969, cuando el templo fue
refaccionado torpemente por Graciano Gasparini, quedando allí solo un pequeño
grupo de estos preciosos e inestimables documentos iconográficos que son de
gran valor para los historiadores de las mentalidades. Veámoslas de seguido:
Germán Herrera Mayordomo de la Virgen de Carmen 1960-1992 |
Yacen aquí los restos del infante – José María Yépez 14 de abril de 1887 / 25 de junio 1889 Recuerdos de
sus padres |
Armida de Yépez Murió el 5 de marzo de 1886 |
Juana Bautista Andueza Los polos de la vida temporal los marcan Dos divinas
devociones de: María murió en las Mercedes 1889/1889 |
Dominga Tamayo Silva Tú fuiste aurora de esperanzas para tus afligidos
padres Juan Bautista Tamayo y Lastenia Silva, 1883. Nació para vivir en el
cielo M.M. 27 de mayo de 1885 |
Andrés M. Salazar Nació el 30 de noviembre de 1818/ murió el 28 de
marzo de 1885. Reposan sus restos, bajo esta humilde losa, que consagra su
obediente hijo Pío Salazar |
Sepultura de Paula Antonia Montes De Oca de Montes
De Oca Amó a Dios, a los
suyos y al prójimo, guardan su memoria en bendición, su desolado esposo, sus
dos hijos y sus tres hijas 15 de enero de 1823 25 de enero de 1881
Beatriz Oropeza de Herrera Junio 6 de 1839 Mayo 7 de 1912 Descanse en Paz |
Francisco Franco Rodríguez Nació el 19 de enero de 1916 Recuerdo de
sus padres
mayo de 1923
Flavio Herrera 12 de mayo de 1837 22 de septiembre de 1921 RIP |
Epitafio a Manuela y M.ª de los Reyes Torres,
Consagra este recuerdo sempiterno el amor más puro y fraternal. Nació la
primera el 27 de enero de 1782 y la segunda el 5 de febrero de 1792. Falleció la una el 4 de febrero de 1845 y la otra el 8 de mayo del mismo año. Descendieron al sepulcro cubierto de honra y virtudes M.ª de la Concepción
Torres |
Monseñor Pedro Felipe Montes de Oca Nació el 5 de
febrero de 1887/ Murió el 19 de julio de 1954 Nos legó cuánto hay de más
precioso, el ejemplo de su vida, el recuerdo de sus consejos y la esperanza de
unirnos en el cielo
|
Francisco Miguel González Nació el 7 de
mayo de 1815 Murió el 21 de febrero de 1883 Su esposa e hijos guardan Lápida
sus restos queridos Guarda esta humilde lápida los restos mortales de
mi esposa y de mis hijos Adolfo, Lucía y Antonia. Venero la memoria de estos amados
seres, ofrendándoles diariamente una oración, una lágrima y una flor.
Solo hallo paz junto a este mármol; y en el alma escrita llevo esta fecha
sombría 20 de febrero de 1882 Adolfo Meléndez |
Ramona González de Meléndez Como hija fue sagrario de respetuosos amores.
Humilde esposa reino en la morada conyugal. Y madre sublime y candorosa, se
hacía niña para rodear de inocentes fiestas a sus hijos. Leyó en Las
Santas Escrituras; aprendió a temer, amar y servir al Señor. No pintó huella
en la senda del mal. Era amada de la sociedad Maximiano Hurtado |
Guadia J. Elíes (Libanés) 1.º-11-1918. Recuerdo de
su hermano Antonio Juan Elíes, Perdomo la paz sea con el MMH
|
Monseñor Eduardo Herrera Riera. Carora 1928-2012 Obispo Emérito de la Diócesis de Carora. 1992-2003. |
Álvarez Gutiérrez, Pbro. (2019) nos dice que resulta más que lamentable que más de la mitad de estas inestimables placas mortuorias hayan desaparecido de la iglesia de san Juan Bautista durante la remodelación del templo en ocasión del Cuatricentenario de la ciudad de Carora en 1969. Nadie anotó los textos de ellas y se ignora el paradero de estos inapreciables documentos para la comprensión de las mentalidades religiosas caroreñas.
LOSAS MORTUORIAS UBICADAS EN LA IGLESIA CATEDRAL DE SAN JUAN BAUTISTA DE CARORA
Modelo de los sarcófagos que llevaban a cabo la minoría de habitantes caroreños durante el siglo XIX, en las áreas de la Catedral san Juan Bautista
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